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DE REOJO

Seriales


Parece que alguien desde algún punto de gran e incuestionable influencia global ha determinado que lo bueno, lo estupendo, lo magnífico, el talento, el compromiso estético y ético, además del dinero, está en las series de televisión. Asisto día sí y día no a debates en canales de televisión, en radios, diarios y revistas de papel, redes sociales y hasta en las tabernas sobre qué serie es la mejor. Hay momentos que cuando uno se da cuenta que algunas de ellas ni las conoce, ni se ha interesado, puede sufrir una suerte de desprecio intelectual.

Es como si por no estar al tanto de las series que no se emiten por los canales en abierto, sino en plataformas de pago, uno fuera un apestado, un atrasado, hasta un fuera de onda. Y puede ser. Y sí, hay series muy interesantes, se han volcado los estudios más potentes a este negocio, los guionistas más eficaces, directores de probada solvencia y repartos de una entidad nunca vista en las series de televisión. De acuerdo, todo está cambiando, se trata de una evolución paralela a los medios tecnológicos, a los usos de tantas pantallas, a otras maneras de consumo de las ficciones audiovisuales. Ya no se espera al día de la semana de su emisión, sino que se visualizan de una manera continuada: una temporada de un tirón, solo con las interrupciones fisiológicas básicas.

Pues bien, de acuerdo, pero a mí me cuesta quitar los ojos de un serial que me atrapa cada día: la banda de Rajoy. Su capacidad para robar de todas las maneras y formas. No hay serie que pueda colocar a personajes tan siniestros, tan corruptos. No, no la hay. Y si alguien propusiera una serie con estos tipos y estas tramas, no se la producirían por inverosímil. Ayer fue detenido un expresidente de Madrid. Esperanza Aguirre, desaparecida para los medios. ¿Cuándo le alcanzará la mierda que parece rondarla? Continuará.