05 MAI 2017 Pelota Instantes de una carrera ejemplar El domingo se cierra la etapa profesional de un pelotari especial, de un deportista que ha dejado unposo muy especial entre todos los pelotazales, mucho más allá de los logros y txapelas. Jon ORMAZABAL Acudir al archivo fotográfico para repasar la carrera deportiva de Abel Barriola es un precioso ejercicio de nostalgia en el que uno puede reencontrarse frontones blancos, volver a ver pelotaris enfundarse pantalones del mismo color e incluso empresas desaparecidas. Sin embargo, en la práctica totalidad de estas instantáneas Abel Barriola luce esa sonrisa con la que ha hecho frente a una extensa carrera en la que también ha habido una buena dosis de sinsabores. En vísperas de su adiós definitivo el domingo en el Atano III, aprovechamos para repasar algunos de esos momentos más especiales para el de Leitza. 1. La historia profesional comenzó el 22 de febrero de 1998, en un Beotibar en plenos Carnavales. No fue un estreno al uso. Barriola siempre ha sido un manomanista nato, también en su debut. Jugó un duelo individual ante Galarza IV, en el que ganó 12-22. Lo hizo de la mano de Alti-Asegarce y tampoco sus inicios fueron fáciles, ya que firmó en mayo de 1997, pero tuvo que estar parado nueve meses por problemas en su derecha. 2. Sus dotes para la lucha individual no tardaron en aflorar y tras su txapela de Parejas de Segunda y el subcampeonato de la misma categoría, en 2001 llegó su primer gran título, el del acotado ante uno de los grandes especialistas de la historia, Patxi Eugi, al que venció por 10-22 en el Ogeta gasteiztarra. Fue el último zaguero en conseguirlo. 3. Si en el Cuatro y Medio venció a un pelotari histórico como el agoizko, un año después destrozó a otra leyenda como Rubén Beloki para hacerse con la txapela del Manomanista, la más importante, imponiéndose por 3-22 en una exhibición que llevó a Julián Retegi, el pelotari más laureado de la historia a declarar en estas mismas páginas que «tenemos campeón para muchos años». No fue así y la irrupción de una de las mejores, por no decir la mejor generación de pelotaris, con Aimar e Irujo a la cabeza, limitaron su palmarés. 4. Pero los mitos no solo se forman entre las tres paredes del frontón. Abel Barriola ha generado tantas simpatías fuera como dentro de la cancha. Siempre cercano, amable e implicado, raro ha sido el evento que no ha contado con el apoyo del pelotari de Leitza. En 2003 ejerció como portavoz del grupo de deportistas que protestó contra el cierre de Euskaldunon Egunkaria por parte de la Audiencia Nacional. El euskara es uno de los ejes de su vida. 5. Las lesiones han sido otro de los grandes factores que han mediatizado su carrera. En total han sido casi cuatro los años los que ha permanecido de baja por culpa de las distintas lesiones. En 2005 una lesión en su derecha le obligó a pasar por el quirófano y la recuperación se retrasó mucho más de lo esperado, casi un año, hasta el punto de que Aspe le exigió un certificado de que estaba plenamente recuperado para renovar su contrato. En 2009 se hizo la temida triada en su rodilla y estuvo otros doce meses lejos de las canchas, después de que una infección retrasara mucho su recuperación, otros seis más por problemas en la muñeca... pero su tesón y su capacidad de sacrificio le permitieron volver de todas ellas. 6. Su debut se produjo una semana antes que la de Pablo Berasaluze y unos pocos meses antes que la de Aimar Olaizola, y al de Leitza le ha tocado ejercer de puente entre la generación que da sus últimos pelotazos y la que viene. Tanto antes como en la actualidad, ha sido uno de los pelotaris más queridos y admirados por el resto del cuadro, indispensable en cualquier vestuario deportivo. 7. En su trayectoria han sido hasta ocho las finales en las que se ha quedado a las puertas de ampliar su palmarés, una losa con la que ha sabido convivir durante estos 18 años. Sin duda, la más especial fue la del Manomanista de 2008, la que disputó ante su vecino de Leitza Oinatz Bengoetxea, que se impuso por 11-22. El ambiente antes, durante y después de esa final fue inmejorable, el pueblo homenajeó a ambos a la conclusión, pero fue uno de los golpes deportivos más fuertes de su carrera, ya que tuvo la sensación de que ya no podía hacer nada más para volver a calarse la txapela que permite vestir de rojo durante todo el año. 8. A pesar de ello, fue la víctima de una de las mayores injusticias que se ha producido en los últimos años, cuando no se le permitió disputar la final del Parejas de 2011, la primera del Bizkaia junto a Xala. Aquejado de una rotura de fibras, solicitó un aplazamiento que su empresa no le concedió con el argumento, incumplido, de que a partir de entonces no se concederían más y le pusieron a Beroiz como sustituto. Olaizola II y Begino se hicieron con las txapelas por 22-14. 9. La triple corona. Costó, pero Abel Barriola logró en 2014 entrar en el selecto grupo de los pelotaris que han conseguido la txapela en las tres modalidades. Lo hizo junto a Juan Martínez de Irujo, un compañero junto al que ya había competido en la modalidad y junto al que se había llevado grandes decepciones. Siempre ha sido más manomanista que zaguero de parejas, pero este su último título hizo justicia deportiva con un pelotari que lo ha dado todo por su pasión. Olaizola II-Aretxabaleta fueron sus rivales en esta última final, en la que los de Aspe se impusieron 22-13, con memorable actuación de Barriola. 10. Quizá se haya alargado algo más de lo que el protagonista hubiera deseado, pero su despedida le ha servido para recibir el agradecimiento de todos esos pelotazales que se han sentido en deuda con él. Casualidades y curiosidades de la vida, una semana y media después de dar a conocer su decisión de dejar la pelota, supo que será aita en verano. La mejor manera de empezar una nueva etapa.