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DÉJAME SALIR

Llega el proyecto Jordan Peele, la ola de terror que barrió los Estados Unidos


Para todos aquellos que no lo hayan pirateado aún, llega por fin a nuestras salas el último fenómeno en la taquilla estadounidense. Una película de tan bajo perfil que en su momento solo fue detectada por los programadores del Festival de Cine de Sundance, certamen donde se le dedicó una de sus famosas “sesiones sorpresa”. Allí, con el público pillado con la guardia bajada, ya se prendió la mecha de lo que se convertiría, de la noche a la mañana, en un boom imparable. Un éxito rotundo de crítica y público.

Atención al dato: este debut en la dirección de Jordan Peele se ha coronado como la película basada en una historia original que más ha recaudado en el box office americano. La plusmarca a batir era de 1999, y llevaba por título “El proyecto de la bruja de Blair”. Casualmente (o no), parece que este trono está destinado a cintas de género. A una de estas películas que consiga que saltemos de la butaca del cine para que, justo después, estrujemos sus apoyabrazos con desesperada fuerza.

Exactamente así se siente Chris, sufrido protagonista de esta historia, durante buena parte de la función. Y es que cuando haya querido darse cuenta, los nervios e inseguridades que surgen siempre a raíz de esa primera y tan temida visita a casa de los suegros, se convertirán en la peor de sus pesadillas. Para su primer trabajo detrás de las cámaras, el cómico Jordan Peele tira de profesión para provocar el escalofrío después de la risa. Un camino no demasiado distinto del que recorrió medio mundo con el ascenso y posterior triunfo electoral de Donald Trump. Fue gracioso hasta que... dejó de serlo. Y no nos estamos yendo por las ramas, pues ante nosotros está uno de los mejores testigos en lo que va de era post-Obama, cuyo legado nos habla, muy a su pesar, de un país esquizofrénicamente dividido en dos. O blanco o negro. O susto o –escalofriante– sonrisa.