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CRÍTICA «Personal Shopper»

Assayas, provocador muy personal


Para su nuevo trabajo, no hay que descartar que el idolatrado Olivier Assayas, consciente de su condición divina entre la crítica cinematográfica, haya querido llevarnos al límite. Provocarnos, vaya. Si esta era la intención, misión más que cumplida. A la salida de la proyección de “Personal Shopper” en la pasada edición del Festival de Cannes, los periodistas discutían unos con otros, se abalanzaban sobre las redes sociales y, posteriormente, consultaban con sus gurús, en un último y vano intento para tratar de comprender qué demonios acababan de ver. Repasemos. Se nos prometió una de fantasmas protagonizada por Kristen Stewart... solo que claro, a ver quién se lo creía... Solo que, en serio, resulta que así era. Más o menos.

La historia nos habla de la criada de pijerías de una súper estrella del mundo del espectáculo, una criada que se ve en la tesitura de tener que combinar un trabajo que detesta (la Stewart, es que lo odia todo) con intentar arreglar un encuentro extra-sensorial con su hermano, el cual habita en el más allá desde hará poco más de tres meses. Como suena. Más o menos. La ocasión de reivindicarse, una vez más, como una de las peores actrices de la historia, es aprovechada magistralmente por esa musa del cine moderno, la cual quizás haya encontrado, por fin, al autor que se merece. Y él, por qué negarlo, es que se la merece a ella. Tal para cual.

La sintonía de este espectacular dream team caló hondo en Cannes, donde el desconcierto se reivindicó como la reacción más comprensiblemente repetida. Algunos pocos preferimos ver en todo esto, una broma. De dudoso gusto, tal vez, pero igualmente reivindicable en su espíritu transgresor. ¿Una excusa para convertir al cine en vehículo para las filias de su autor y para de paso introducir algún que otro apunte relacionando el cine de terror con las nuevas tecnologías? Claro. Poco más hace falta para lucir el siempre sano arte de la provocación.