26 MAI 2017 A vueltas con la TV Víctor ESQUIROL Crítico cinematográfico Los pronósticos no fallaron. La gran polémica de este año en el festival de Cannes ha sido la televisión, es decir, esa “pequeña pantalla” que, a este paso, va a devorar a su hermana mayor. Si tomamos a estos certámenes como medidores del pulso del séptimo arte, entonces tendremos que convenir en que las salas de proyección clásicas tendrán que redefinir su relación con el revitalizado mercado hogareño, impulsado ahora por la popularidad del VOD. Este año se han presentado en la competición por la Palma de Oro tres películas producidas por Netflix y Amazon Studios (tanto el uno como el otro, imperios construidos a partir de las pantallas de ordenador). Cada vez que se mostraba el logo de estas empresas, el Grand Théâtre Lumière estallaba en una guerra sin cuartel, declarada entre los que abucheaban y los que aplaudían como contra-medida. Mientras, la organización no sabía qué cara poner. El episodio final de esta rencilla lo protagonizó David Lynch. El esperado reinicio de la legendaria “Twin Peaks” tuvo su puesta de largo en Cannes, como no podía ser de otra manera. Solo que con el agravio de producirse días después de su estreno mundial. ¿Dónde? En la mayoría de hogares del planeta. Cannes, monopolio tiránico de World Premieres, quedó relegada a la segunda posición. Y ya se sabe: cuando la Croisette estornuda, las salas de cine se constipan.