01 JUIN 2017 CONSECUENCIAS DE LA POLÍTICA CARCELARIA Sare da voz a los 113 hijos e hijas víctimas del alejamiento Sare está elaborando, con la ayuda de sicólogos, tutores y padres y madres, un informe en el que queden recogidas las consecuencias que el alejamiento tiene en la salud de las niñas y niños cuyos progenitores están en la cárcel. Una vez finalizado, será presentado a agentes y grupos políticos. El día 17 arranca en Donostia una nueva campaña. Oihane LARRETXEA HERNANI Algunos datos ayudan a dibujar la magnitud de la situación: el colectivo al que Sare quiere dar voz esta formado por 113 menores, de los que 102 tienen a su madre o a su padre en la cárcel, nueve de ellos a ambos progenitores y dos viven en prisión junto a su madre. Es el caso de Xua, en Picassent; e Izar, en Madrid. Hasta hace tres días el pequeño Amets también vivía en Picassent junto a sus padres, Idoia Mendizabal y Jon González, pero el lunes cumplió los tres años y ha sido separado de ellos. De ahora en adelante, el contacto entre el niño y sus padres se producirá una o dos veces al mes, en el mejor de los casos, después de hacer más de 1.200 kilómetros, de Ordizia a Picassent y vuelta. Incluso existe el peligro de que sean alejados más aún, como ha ocurrido recientemente en el caso de Josune Oña y Asier Mardones. Una vez su hija cumplió los tres años y abandonó la cárcel, fueron llevados desde Valencia a Alicante. También es conocido el caso de la pequeña Izar. Según denunciaron ayer, su madre Sara Majarenas no puede salir del centro en el que viven hasta las 17.00, y le resulta «imposible» hacer vida normal en Madrid: aislamiento, problemas para ir al médico, imposibilidad de mostrar su identidad… extremos que repercuten de forma negativa y directa en su hija. Esta introducción no es más que una pincelada de la realidad que viven y sufren los menores y sus familias como consecuencia del alejamiento de sus seres queridos. Pero hay más. Pese a que para realizar el estudio se han tenido en cuenta solo a los menores de 18 años, Sare recuerda que hay jóvenes de entre 21 y 23 años que nunca han visto en libertad a su padre o a su madre. En la rueda de prensa ofrecida ayer en Ekogunea de Hernani, también hicieron alusión a los hijos e hijas de los exiliados. Carencias afectivas Durante la elaboración del informe, los autores han constatado que las niñas y niños comienzan a preguntar a partir de los tres años sobre cuándo quedará en libertad su padre o su madre. Teniendo en cuenta las largas condenas, de entre 20 y 30 años, Sare alertó de que los menores son condenados a vivir sin el afecto materno y/o paterno. «Estos niños necesitan a sus padres ahora, no dentro de treinta años», pidieron. En este sentido, recordaron qué dicta la Organización Mundial de la Salud (OMS) al respecto: los niños y niñas necesitan el amor, la atención y los cuidados de sus padres, además de un contacto físico y emocional que a día de hoy se les niega. «En su día a día, más allá del alejamiento, estos niños tienen que hacer frente a otra situación difícil: a la ausencia de sus madres y padres. Pese a que los estados español y francés, así como artículos internacionales reconocen este derecho –alertó la portavoz Teresa Toda–, estos niños y estas niñas difícilmente pueden recibir el afecto de sus padres, ni tampoco pueden criarse junto a ellos. Una vez al mes, dos a lo sumo se encuentran, y siempre en la cárcel, en espacios pequeños y cerrados». Con la mochila a cuestas Hay quien a estos menores los llama «l@s niñ@s de la mochila» porque esa imagen bien recoge los fines de semana que pasan viajando en una furgoneta o en un coche, en la carretera durante largas horas. Falta de descanso, altos niveles de estrés, el riesgo a tener un accidente… enumeraron Oihana Mujika y Araitz Zubimendi. El simbolismo de la mochila, no obstante, va más allá; también representa la carga afectiva que estos 113 menores llevan a sus espaldas. Junto con la difusión de los resultados del informe, Sare pretende trasladar a la sociedad la misma pregunta que se hacen las niñas y los niños: «¿Hasta cuándo?». Mientras tanto, ha convocado un acto para el sábado día 17, en Donostia, para lanzar su nueva campaña, basada en el lema ‘Km0’. «Ha llegado la hora del fin del alejamiento», exigieron. Tras 29 años en vigor, Sare apostó por que este sea el año de la resolución. Ibon Iparragirre, hospitalizado en el Gregorio Marañón El preso Ibon Iparragirre se encuentra ingresado en el hospital madrileño Gregorio Marañón después de que le fuera diagnosticada una neumonía, lo que empeora su gravísimo estado de salud: sida en estadio C-3, incurable y degenerativo. El motivo por el que ha sido hospitalizado esta vez es la misma infección pulmonar por la que fue ingresado en octubre de 2011 en el hospital de Basurto. La última resonancia magnética le fue practicada en mayo de 2016. En una carta escrita por su hermano y publicada hoy en las páginas de Iritzia, explica que el último análisis de sangre con resultados fue realizado en diciembre de 2016: 66 defensas y 144.000 de carga viral. Hace diez días le hicieron otro, pero los resultados aún no han llegado. Precisamente, Etxerat ofrecerá hoy en el Hotel Abando de Bilbo una rueda de prensa para contar cuál es la situación. Sare hará lo propio sobre Manu Azkarate en Tolosa, a las 19.00. GARA INTERESESRespecto a las últimas informaciones que se han escuchado sobre la política de alejamiento, Sare, dejando de lado «los intereses que pueda haber detrás», criticó que las familias y sus hijos e hijas seguirían teniendo que recorrer 500 km.CANSANCIO«Estos menores los fines de semanas duermen en una furgoneta, en un autobús o en un coche. Además de exponerles a un alto riesgo de accidente, no descansan como necesitan». Citaron los altos niveles de estrés.