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Medalla a los prohombres de la transición…


El Kaiser Guillermo Alejandro entregó ayer la medalla del Cuarto Reich Democrático a Heidi Goebbels y Adolf Himmler, descendientes de los grandes políticos alemanes que, tras la muerte por enfermedad del anciano Adolf Hitler, lideraron la transición pacífica del régimen anterior a la democracia parlamentaria. Entre aplausos, el monarca destacó el esfuerzo de esos hombres de Estado que supieron dirigir con paso firme una modélica transición que hoy se estudia con admiración en universidades y cancillerías de todo el mundo.

Con lágrimas en los ojos, el jefe del Estado recordó a su padre, Alejandro Guillermo, designado directamente por Hitler como su «sucesor a título de Kaiser». Gracias a él –señaló– y a políticos de la talla de Himmler y Goebbels, Alemania es hoy una gran nación democrática que evitó el caos que los extremismos se esforzaron en provocar. ¿Quién sabe qué habría ocurrido si en lugar de aquella transición de la ley a la ley se hubiera producido una ruptura con el régimen nazi? –se preguntó en voz alta. En un alarde de imaginación que provocó expresiones de espanto entre las personas presentes, llegó a sugerir que en ese caso los comunistas soviéticos podrían haber llegado hasta Berlín. Si nada de eso ocurrió, concluyó para alivio general, «fue porque se hizo una transición ordenada, sin ira».

Algunos radicales minoritarios han pretendido sin éxito enturbiar el éxito de esta fiesta de la democracia. Han distribuido octavillas con el retrato de Hitler acompañado de sus palabras en el acto de nombramiento de su sucesor («dejo todo atado y bien atado»). También han publicado una «lista de jerarcas nazis convertidos de un día para otro en demócratas de toda la vida». Por suerte, la sociedad alemana no se deja arrastrar por estos mensajes revanchistas, sabedora de los grandes males que una trasformación gradual y no traumática del nazismo evitó a Alemania.