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DE REOJO

Estilos


Probablemente todos los exégetas de “Twin Peaks” tengan algo de razón y desde su primera incursión en nuestras pantallas allá por los años noventa del siglo veinte haya contribuido a cambiar el lenguaje televisivo al menos en la parte fundamental de las ficciones. Ha sido la influencia de un artista global, David Lynch, de alguien excepcional que rompió con todos los conservadurismos de la época. La anécdota es que fue la tarjeta de presentación de Telecinco. Entonces la dirigía Valerio Lazarov y supo colocar a esta serie en la necesidad casi diaria de cada telespectador porque se emitieron todos los capítulos casi seguidos. En estos momentos que se está emitiendo la tercera tanda y se acompaña de una serie de programas documentales, sobre Lynch y sobre la serie, que da gusto verlos porque se acercan a este fenómeno desde una mirada excepcional. Cuentan los errores o las presiones de la productora cuando le requirieron al autor que descubriera al asesino de Laura Palmer. Parecía un suicidio, bajó en su momento la audiencia, pero se convirtió en un mito, en un referente, en un hito televisivo. Y sigue siendo de lo más excitante verla, porque predomina su estilo. Ese intangible que le da singularidad, profundidad, valor añadido. Lo mismo que la perturbación diaria de Trump es una cuestión que se manifiesta en su estilo. Es un gamberro ultra, facineroso. Y la última es de premio. Recuperar un vídeo antiguo de uno de los programas que producía y participaba donde se dedica a pelearse a golpes bajos y puñetazos con un individuo en un combate de lucha libre. La ocurrencia de ayer fue colocar en vez de la cara del sujeto supuestamente apaleado, el logo de la CNN. Una incitación a liarse a palos con la prensa que no le sigue con su bochornoso estilo. ¿Se puede inhabilitar a un presidente por demencia? ¿O por falta de estilo?