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DE REOJO

Pobre


Nos mantendremos en el tópico, lloraremos lágrimas de toro artista y diremos que ya falta menos para los Sanfermines de 2018. Los Miura para completar el cuadro de sospecha generalizada realizaron el encierro más rápido de este año 2017. Hacer el recorrido en dos minutos diez segundos moviendo más de seiscientos kilos de peso es una marca olímpica. Algo pasa. Iban solos, los cabestros les dijeron, iros, que tenéis prisa. Y tenían prisa. Mucha prisa. Y se llevaron por delante todo lo que encontraron y no dieron ni una cornada. Es como si fueran de mentira. Como si el supuesto entrenamiento que venden desde TVE fuera para ignorar a las masas de camisetas de muchos colorines que les envuelven. Como dijo una corredora al terminar: «El problema no eran los toros, sino tantos corredores juntos».

Y es que la masificación es lo que nos hace pensar en un pobre de ti. Encierro televisado, aglomeración de seres en busca de sus segundos de gloria. Un negocio que no se puede parar. Sí, hablemos de turismo, de ingresos por turismo, de parque temático. Hagámoslo sin crispación. El turismo arrasa. Si no existe un control eficaz las ciudades se convierten en escaparates para vender recuerdos falsos. Y estas fiestas gordas han sido un reclamo internacional, pero ahora empiezan a ser un problema. Y es lógico que si no se puede restringir la presencia de corredores por asuntos variados se pida a los ganaderos que manden toros con comportamientos tan borreguiles. No caben muchas más explicaciones. Porque no ha sido una ganadería, ni un encaste, han sido todos en general. Y no es normal. El que después tengamos que hacer filigranas para justificar lo que sucede y no deteriorar el producto televisivo, que por cierto técnicamente va mejorando siempre, entra dentro de la mercadotecnia. Pero pobre de ti, encierro de San Fermín. La avaricia rompe el saco. Y que conste que un animal de estos que han corrido, el más tonto y manso, te puede matar en un golpe fortuito o una cornada.