19 JUIL. 2017 KOLABORAZIOA Blanco, Lasa y Zabala, tres mártires vascos Josetxo Arrieta Senador de Podemos por Gipuzkoa No es verdad lo que se dice respecto a que recordar el asesinato de Miguel Ángel Blanco suponga recordar a todas las víctimas En las movilizaciones anteriores y posteriores al asesinato de Miguel Ángel, coincidimos ciudadanos de izquierdas y de derechas con la gente del PP e incluso con fachas alineados en sus filas. Pero habrá que decir alto y claro, que en este mes de julio, en las movilizaciones que hubo en Euskadi, recordando los asesinatos en 1978, de Germán Rodríguez en Iruñea y de Joseba Barandiaran en Donostia, la derechona española no ha aparecido ni, quienes conocemos de sobra sus formas y maneras, tampoco la esperábamos. Hay que recordar la feroz represión policial de aquel año, que llevó a que Euskadiko Ezkerra inventara el famoso «que se vayan», dirigido a las fuerzas policiales en Euskadi. En este largo camino de dolor, tras los asesinatos de concejales del PP y del PSOE hemos estado los rebeldes de izquierda manifestándonos una y otra vez, pidiendo, suplicando, el cese de la violencia y acompañando siempre a los familiares de los asesinados por ETA. Sin embargo eso no ha ocurrido por parte de la gente del PP cuando los asesinados, lo eran incluso en los calabozos, o con las víctimas del GAL. El agravio comparativo existente todavía entre el tratamiento que reciben las víctimas de la violencia etarra y las causadas por el terrorismo de Estado, o por los distintos cuerpos policiales es una realidad. En esos hechos la ética democrática del PP, incluso del PSOE, han brillado por su ausencia. A mí que no me cuenten historietas, ni pretendan cambiar la realidad pasada y presente. Todos tenemos por delante una tarea importantísima, sujeta a unos puntos de partida indispensables; desde el reconocimiento de que nunca debió existir la violencia que tantos proyectos de vida destruyó; desde un reconocimiento a todas las víctimas; con memoria histórica para que nunca jamás ocurra lo acaecido en Euskadi y en España, amigos y enemigos políticos deberemos esforzarnos en trabajar todo lo común que tenemos desde la verdad, la justicia y la reparación. El agravio comparativo existente todavía entre el tratamiento que reciben las víctimas de la violencia etarra y las causadas por el terrorismo de Estado, o por los distintos cuerpos policiales es una realidad