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DE REOJO

Capitulares


Indigestión. Insolación. Indignación. Es importante elegir la palabra justa y mecánicamente aceptable para empezar cualquier texto como el que ustedes están leyendo. Todo es parte del proceso, unas técnicas, unas recomendaciones redaccionales y unos parámetros. No discutimos del contenido. Eso es sagrado. Eso es la sustancia, pero estamos en algunas formas. Como empieza por una letra capitular, es decir una letra mayúscula en todas sus acepciones y dimensiones, hay que saber elegir bien cuál del abecedario porque no todas tienen la misma acogida. Pero si empieza por una “i” latina, entonces hay un jolgorio estruendoso en todos los aparatos binarios para convertirlo en esto tan mágico llamado periódico.

Noto síntomas de indigestión, insolación e indignación. Me siento el cuñado perfecto después de meterse una paella bien regada y el otro cuñado habla de política local. Eructos bien acumulados en el esófago, somnolencia, ganas de multiplicarse por cero es lo que provoca ahora mismo el uso desesperado que hacen casi todos los intervinientes en estos tiempos de insuficiencia periodística de primera magnitud del procés catalá, la alerta y debate urgente y necesario sobre el turismo masivo y sus consecuencias. No hay manera ni en activa ni en pasiva de saltarse esos temas en boca de propagandistas y manipuladores. Estos casi siempre hablan utilizando capitulares pero en toda la frase.

La insolación es por reverberación subjetiva. Hay frases, dichos, tópicos que uno, este que tanto les quiere, ha utilizado tantas veces refiriéndose a las fiestas, es tanta la acumulación de material en llamas en mi memoria que cuando vuelven otra vez tengo que apagar y ponerme hielo en la boina. La indignación que me alimenta es universal. Total. Absoluta. Contra todo. Por todo. Por la indignación a la jota capitular de protesta.