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Fútbol internacional

Brindemos

A Lukaku le sacan cánticos con el tamaño de su pene, a Rooney le multan con conducir ebrio y en Italia un chaval de 16 años bigolea.


«No queremos irlandeses, negros o perros», rezaban carteles en pensiones inglesas medio siglo atrás, lo que engrandece aún más la figura de aquellos primeros futbolistas que se atrevieron a desafiar escupitajos, insultos y odios al diferente por razón del color o el origen. Como Albert Johanneson, sudafricano extremo izquierdo del Leeds United de mediados de los años sesenta de quien el mismísimo George Best habló por una vez en serio para decir que «Albert era un hombre valiente, había que serlo simplemente para saltar a un terreno de juego siendo negro». El bautizado como ‘quinto Beatle’ era natural de Belfast.

Este mes se cumplen 22 años de la muerte de Johanneson, la de quien marcó uno de los primeros goles al racismo, la misma lacra que décadas después sigue sin erradicarse en demasiados campos de fútbol de todo el orbe. Anecdótico o no, el Manchester United ha pedido a sus fans que dejen de dedicarle a su goleador belga Romelu Lukaku unos cánticos de apoyo en los que se alude al tamaño de su pene, por entender que cae en «estereotipos racistas». Versionando la canción ‘‘Made of Stones’’, del grupo Stone Roses, en la letra entonada se hace referencia a «un pene de 24 pulgadas». El poderoso delantero fichado este verano al Everton por 85 millones de euros marcó en el 4-0 de los Red Devils precisamante ante los Toffees –cuatro derrotas en cuatro jornadas–, en los que regresó a Old Trafford el idolatrado Wayne Rooney, ovacionado por su hasta hace poco afición –a pesar de confesar que en sus 13 campañas como devil dormía cada día con el pijama de su Everton– al ser cambiado minutos antes del final.

Horas agridulces para el futbolista de 31 años que a la espera de su cuarto hijo acaba de ser sentenciado a cien horas de trabajo comunitario por conducir ebrio. Igualmente se le ha prohibido sentarse al volante durante dos años tras admitir ante la Justicia haberlo hecho bajo los efectos del alcohol a principios de mes. El Everton, por su parte, se dice que le ha impuesto una multa de 360.000 euros. Su pareja Coleen McLoughlin se cuenta que le ha pedido que aparque el fútbol y controle su afición a la bebida, binomio incrustado como un mejillón a la piedra en el ADN del balompié británico desde que el fútbol es fútbol.

Existe un viejo dicho en el fútbol de las Islas que asegura que existen dos tipos de jugadores ingleses: aquellos a los que les gusta beber y los alcohólicos. Probablemente Paul Gascoigne sea el ejemplo más descarnado de un cultura futbolística de la que iconos como el gran capitán gunner Tony Adams o el irrepetible George Best son representativas. Hasta el propio Arsène Wenger, que introdujo la ‘ley seca’ en el vestuario del Arsenal cuando arribó hace dos décadas, confesó que prefería que fumaran a que bebieran; Roberto Mancini, en sus tiempos en el banquillo del City, optó porque fueran mujeriegos antes que bebedores. Rooney, al ser detenido, conducía con una joven a la que se prestó a llevar a casa... Lo uno y lo otro.

Río Ferdinand, quien fuera uno de los baluartes defensivos en el Manchester United de Sir Alex Ferguson –«quizás el origen de la cultura del alcohol se debe a la procedencia de la clase trabajadora de los jugadores», reflexionó quien llegó a regentar un pub en Glasgow en los setenta, antes de sentarse en el banquillo del Aberdeen–, llegó a ser desconvocado de la selección de los Three Lions por conducir borracho. Hoy, Ferdinand, al que siempre acompañó un rosario de escándalos extradeportivos y que colgó las botas en 2015, acaba de anunciar que a sus 38 años quiere ser boxeador profesional. Quién sabe si para superar de una vez la repentina muerte de su pareja por un cáncer de mama, y que le hundió en el fondo de un vaso.

El Bayern reparte cerveza

Alcohol y fútbol. Lo sentenció George Best, nuestro ‘Coelho’ de cabecera, «en 1969 dejé las mujeres y la bebida. Fueron los peores 20 minutos de mi vida». También dejó el United con 27 años... Bebedor, fumador y mujeriego. Y futbolísticamente a la par que Pelé o Maradona. En el Allianz Arena quisieron contribuir a uno de los mayores acontecimientos del país como es la Oktoberfest. Además, coincidía con el partido número 100 de Robert Lewandowski con la camiseta del Bayern. Y dicho y hecho, el club bávaro decidió ofrecer 100 litros de cerveza a sus aficionados de manera gratuita por cada gol que su equipo anotase ante el Mainz 05.

Los de Carletto Ancelotti firmaron cuatro tantos, dos de ellos del delantero polaco, convertidos por arte de magia en 400 litros de agradecido lúpulo. Por cierto, el holandés Arjen Robben también marcó aunque con la pierna derecha, esa con la que llevaba dos años y medio sin hacerlo. ¿Brindaría?

En la Premier, los dos clubes de Manchester son líderes empatados a todo: 4 victorias, 1 empate, 0 derrotas, 16 goles a favor y 2 en contra. Y es que Chelsea y Arsenal igualaron sin goles en el duelo de la jornada, mientras el Liverpool chutó 35 veces a portería y no pasó del 1-1 ante un Burnley que remató cinco. Los que han comenzado con buenas sensaciones son el Newcastle de Rafa Benítez, cuarto, y con el navarro Mikel Merino nombrado mejor jugador del mes por los aficionados ‘urracas’, y el Huddersfield Town, sexto.

En la Bundesliga, donde lideran Bayern y Dortmund –único equipo imbatido de las cinco grandes ligas–, la imagen de la jornada fue el médico del Stuttgart, Raymond Best, que salvó la vida a Christian Gentner, capitán del club de la Mercedes, quien recibió un fuerte golpe en la cara tras una de esas prohibitivas salidas de los porteros con la rodilla por delante, en este caso del portero del Wolfsburgo. Al caer, convulsionó y se tragó la lengua, pero la rápida intervención de Best fue determinante para evitar un mal mayor.

En la Premier League, en cambio, la anécdota semanal recayó en un desatado hincha gunner. Sucedió en el Chelsea-Arsenal. Marcó el exvalencianista Mustafi y el hombre saltó al césped a festejarlo y abrazar al autor del gol, sin percatarse de que el tanto había sido anulado y no solo se perdió el resto del partido sino que sufrió las burlas de la grada local cuando era expulsado por la seguridad del estadio.

Reir por no llorar, porque para lágrimas las de un padre, Marco. Asistente del entrenador del Genoa, tuvo que refugiarse en el banquillo para contener la emoción después de que su hijo Pietro anotara un doblete con la camiseta rossobleu... con solo 16 años y 122 días. El chaval, nacido en 2001, se convirtió el curso pasado en el futbolista más joven en debutar en Serie A (15 años y 280 días) y anotó su primer gol contra la Roma (16 años y 72 días). Ahora, firma un doblete, superando el récord del mítico Silvio Piola. Anoten su nombre, Pietro Pellegri.

El chaval fue el único, además del 6-0 del Napoli –triplete del menudo Dries Mertens, que llega 20 goles en los últimos 20 partidos– al ascencido Benevento en el primer derbi campano en Serie A desde el Napoli-Avellino de 1988, que eclipsó un día más la figura emergente de Paulo ‘La joya’ Dybala, que anotó su segundo ‘hat-trick’ con tres maravillosos goles para mantener líder a la Juventus. Ocho dianas en las últimas cuatro jornadas. Como se limitó a admitir su técnico Massimiliano Allegri, «a veces está simplemente intratable». Y el chaval va y solo pide que «dejen de compararme con Messi. Él ha ganado cinco Balones de Oro. Quiero tener mi carrera, ganar mis trofeos, jugar a mi manera. Soy Paulo Dybala». De momento, el diario ‘‘Corriere’’ tituló: ‘‘Mejor que Platini’’.

Elogios que hasta hace nada se llevaba Neymar Jr. –que está vendiendo 4.000 camisetas diarias– en ese PSG que asusta, pero que se han tornado en recelos tras el ‘‘Choque’’, como titulaba ‘‘L’Equipe’’, por su encontronazo con el charrúa Edinson Cavani por lanzar un penalti en el 2-0 al Lyon. Discutieron sobre el césped y llegaron a las manos en el vestuario, reveló el diario. Guerra de egos. Otro ADN del fútbol.

Yo me quedo con el Lhasa FC, creado hace dos años, mezcla de jugadores tibetanos y han, que juega a 3.700 metros de altitud y en 1/4 por el ascenso a la Tercera china. Brindemos.