22 SEPT. 2017 IKUSMIRA El sueño de una vida, hacer doblete de pilates Imanol Intziarte Periodista No sé si se celebrará algún referéndum el 1 de octubre, ni si el día 2 se proclamará una nueva república. Pero lo que sí es seguro es que el día 3 empezará mi cursillo anual de pilates. Menos risas que no es por placer, sino por necesidad. La jodida espalda. Empezará el cursillo, decía, pero no podré acudir hasta una semana más tarde, por cortesía de Donostia Kirola. Parece ser que quienes trabajamos a turnos, y no somos pocos, estamos abocados a pagarnos un costoso gimnasio privado o a jodernos –con mis ingresos va a ser lo segundo– ante su falta de flexibilidad. Son más rígidos que mis lumbares, algo que daba por imposible. Planteé una vez en las oficinas la opción de acudir una semana de mañanas y otra de tardes, habida cuenta además de que la monitora es la misma. La mujer tras el mostrador me despachó con un arisco «no es posible». Di gracias de que al menos me perdonara la vida por mi osadía. También supliqué una solución por escrito en la encuesta que se nos hace llegar cada año. Doy por hecho que estará convenientemente archivada en alguna trituradora de documentos. El argumento del posible overbooking es de tercera regional, porque prácticamente nunca acuden todas las personas inscritas. Y de suceder, siempre se podría articular una solución mejor que el actual «pues no te apuntes». O puede que ande suelta una banda de delincuentes que se dedica a gorronear clases de pilates, yoga o spinning, y cuya mayor aspiración sea hacer doblete mañana y tarde. Seguro que va a ser eso.