28 SEPT. 2017 DE REOJO Piolín Raimundo Fitero La compañía Warner Bros ha protestado ante el Gobierno español y le ha reclamado que tapase a Piolín del barco militarizado atracado en el puerto de Barcelona. Los guionistas de este espectáculo audiovisual que estamos viviendo con muchos cortes y making of de retransmisión diferida, no daban crédito con algunos de los cambios de ejes en la trama urdida y Piolín se ha convertido en una categoría de despropósito político y policial. Con Piolín en primer plano la exageración y la sobreactuación se convierte en una parodia. O en una magnífica idea de camuflaje. Un Barco con miles de tropas españolas armadas es un signo evidente de tensión, Piolín por delante, nos entretiene, nos dedicamos al chisme, el meme ocurrente, pero tapamos la gravedad de esta ocupación militar que se está produciendo en Catalunya. Las voces en algunos sectores de la España alrededor de la banda de Rajoy se están expresando con violencia que viene de una convicción de superioridad, de propiedad sobrenatural y divina que tiene connotaciones franquistas, aunque pongan a Piolín como señuelo. En el Parlamento alemán van a entrar noventa y cuatro diputados de un partido declaradamente xenófobo y ultra nacionalista. Interpretar esta irrupción de un partido filo-nazi, no abre muchas garantías de estabilidad. La ola de extremismo que recorre Europa se manifiesta de nuevo. Alternativa por Alemania se ha convertido en la tercera fuerza en el Bundestag. En Polonia y Hungría gobierna la extrema derecha. En Suiza, Austria, Dinamarca, Suecia, Francia, Holanda, Grecia hay partidos en la misma línea. No es un movimiento circunstancial, sino unas fuerzas oportunistas que alientan sentimientos totalitarios y que van a usar las contradicciones para cercenar derechos. ¿Y en España qué? Piolín y Fiscal General. O viceversa.