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Pese a todas las trabas, al final serán libres


Venir a Catalunya siempre supone descubrir cosas nuevas. Y más estos días, que son apasionantes. El pueblo catalán ha demostrado que quiere ser libre y que tiene voluntad de hacer valer la decisión que tomó, pese a todas las trabas y obstáculos, en el referéndum del 1-O .

Y están dispuestos a defender esta postura frente a un Estado español, que una vez más, ha demostrado su verdadera cara, la de la represión. Habrá algunos entre nosotros que dirán que esto ya se sabía. Es cierto. Pero no está de más que lo sepa más y más gente.

Desplazarse a Vic, una ciudad de poco más de 40.000 habitantes, y ver que son capaces de vender 10.000 butifarras a diez euros para hacer frente a la oleada represiva impresiona.

Pero los catalanes también saben trabajar en la sombra, más allá de las grandes movilizaciones. Está por ver cómo acaba el viaje de Puigdemont a Bruselas, pero no se le puede negar que ha conseguido internacionalizar el conflicto.

La cosa está complicada, pero el desafío es importante. No en vano, tienen que hacer frente al Estado español, que ha puesto toda la carne en el asador. Hasta el punto de que Podemos ha enterrado su defensa de la plurinacionalidad del Estado para sustituirla por la españolidad rampante.

Seguramente, hasta el 21 de diciembre, tendremos varios giros de guión que nos descolocarán. Y probablemente después también. Pero lo que está claro es que no es posible suprimir la voluntad de un pueblo de ser libre. Y los catalanes tienen esa voluntad y están dispuestos a ser libres. Serán libres. Tienen que serlo.