GARA Euskal Herriko egunkaria

Taquillas


Sí, puede que sea cierto lo que dice Diego Lombardi, «en Facebook florece lo más imbécil de nuestra condición», pero también en las calles, en los bares o en los lugares de trabajo. Más allá de la vida real, en la realidad de las redes sociales en general, multitud de duendes se ocupan de proporcionar nuestros rastros a los “comerciantes” (ya sean corporaciones multinacionales o autoridades policiales de cualquier rincón del planeta). Gracias a las redes, mercaderes más o menos espabilados husmean en nuestros deseos para “hacerlos realidad”. Una realidad nada ideal para el mundo del cine, que parece vivir de espaldas a ese nuevo orden creado por las redes y al que poco provecho le sacan las salas de cine. Como muestra, un dato: este año la recaudación en taquilla en el Estado español ha sido la más baja en los cuatro últimos y la película que, básicamente, sostiene esa cifra (97 millones de euros) ha sido “Tadeo Jones 2: El secreto del Rey Midas”. Desde la obviedad que nos dice que el público es muy-muy joven y que va de la mano de sus progenitores hasta las salas (o que es bastante maduro y con cierto poder adquisitivo), hasta la realidad que marca el día a día de la taquilla: vemos cine “en casa”, en el móvil, en el ordenador y poco a poco vamos perdiendo el hábito de acudir a las salas porque creemos que la experiencia va a ser la misma. Llámenme antigua, que lo soy, pero nada como una sala de cine bien oscura para vivir todo tipo de experiencias.