Rozan la hazaña ante el imponente muro teutón

La escuadra navarra pudo ponerse a un gol a falta de seis minutos para el final, pero falló el lanzamiento.

ANAITASUNA 28

FüCHSE BERLIN 30

Anaitasuna rozó la hazaña ante la gigantesca muralla alemana del Füsche Berlin cuando, a falta de seis minutos para la conclusión, dispuso de un balón para ponerse a un gol (25-27), pero el lanzamiento de cadera de Nantes se marchó fuera. La inusual defensa 4-2, pero que a Juanto Apezetxea le gusta poner en práctica en situaciones límite, se les atragantó de tal manera a los teutones que a punto estuvo de costarles un disgusto después de llevar el partido muy controlado.

Los anfitriones no pudieron hacerse con el triunfo finalmente, pero eso no impidió que La Catedral se entregara a los suyos, viendo el enorme esfuerzo que realizaron para intentar superar a un rival con una plantilla para echarse a temblar.

De hecho, y si nos atenemos únicamente al marcador, solo estuvo igualado en los primeros diez minutos. A partir de ahí, el trío de torres formado por Gojun, Kopljar y Schmidt –aparecía Heinevitter al ser superados– fue una barrera infranqueable para el lanzamiento local y solo el juego por extremos permitió a la escuadra navarra mantenerse en números no excesivamente escandalosos.

Pese a todo, los germanos llegaron a ponerse con ocho de ventaja (14-22, m.37), con un Lindberg intratable –ocho dianas en la primera mitad–, momento en el que Apezetxea se la jugó con una defensa presionante y de gran desgaste físico. No fue suficiente para remontar, pero sí para meter el miedo en el cuerpo, demostrar que Anaitasuna puede competir ante adversarios de gran nivel y dejar patente que hay cantera, con un Julen Elustondo repleto de desparpajo desde la posición de central.

«No hemos bajado la cabeza, hemos creído y peleado, con una afición que nos ha empujado. La lectura es que allí también podemos plantar cara. Hemos tenido quince minutos muy buenos, pero no podíamos con ellos en defensa porque tienen lanzamiento y kilos», explicó Apezetxea.