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DE REOJO

Estupefacto


Las mentiras vuelan bajo. Las contradicciones nos convierten en ascetas de la vaselina con sabor a bacalao al pil pil. Los magos cada vez nos fascinan más. Hacen verosímil lo imposible. Los economistas cada vez nos provocan dosis más altas de vergüenza ajena. Hacen imposible lo rudimentario. Los políticos alcanzan cuotas de alteralidad que llegan a justificar la abstinencia de lógica. No quisiera decir que la estadística es la gran mentira. Pero sí que la interpretación de las estadísticas puede crear una tormenta de estupefacción que alcance la cúspide de toda incongruencia mayúscula.

Pongamos que hablamos de Catalunya. Unamos a ella los índices del paro. O del empleo. O del turismo. O de asistentes al congreso de los móviles y el futuro inmediato. Todas las cifras oficiales desmienten la propaganda integrista de medios del pesebre y gobierno de la banda de M. Rajoy que llevan meses, quizás años intentando convertir una cuestión política independentista en una catástrofe económica, social, turística, médica, futbolística y hasta sexual.

Pues resulta que donde ha crecido más el empleo ha sido en Catalunya. Donde van turistas es a Catalunya. Y es entonces donde la estupefacción se consagra: ahora dicen que todo esto es porque han aplicado el 155. Lo malo es de los otros, lo bueno es del 155. Esto es populismo barato, oportunismo y mentira total. Y una paradoja. Intentan hacer tabla rasa con Catalunya y no pueden. La propaganda aquella de la fuga de empresas, el apocalipsis que intentaban vaticinar desde posturas ideológicas involucionistas, no les funciona.

También se puede interpretar todo al revés, claro está, y sin gobierno o con un gobierno gris, todo sigue funcionando. Y para mejor. Ojo. Los monstruos de la reacción tienen miles de formas. Algunas hasta parecen simpáticas y progresistas.