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DE REOJO

Catedrales


Es difícil comprender algunos errores en instancias de presupuesto megamillonario. Pero que Correos haga un homenaje a León y para ello utilice en un sello una imagen de la catedral de Burgos, entra en algún plano extraterrestre. No existe una posibilidad racional de entender que una acción de esta envergadura no sea detectada, porque habrá un sistema de decisión, diseño, aceptación, comprobación y producción que será realizado a cargo de decenas de personas cualificadas. Se llega hasta el final y es la prensa, algún especialista en catedrales me supongo, quien lo denuncia. Y no pasa nada. Se pide perdón y listo. Bueno, a lo mejor hay una confesión y tres padrenuestros y todo resuelto.

Por eso conocer que más de siete millones de televidentes vieron cómo se desmoronaba la catedral futbolística del Barça, convertida en una ermita pequeñita, duele, con un Ernesto Valverde perdido en la sacristía, sin capacidad para subir al púlpito para lanzar una homilía a sus jugadores que les sacase de su pecado de desmotivación, crea una sensación absoluta de desamparo. Para colmo, el que fue el Papa de una religión blaugrana, Pep Guardiola, era también expulsado del paraíso europeo del fútbol: la Champions. La conexión vasco-catalana no funcionó.

Sigue en el campanario una plaga de gaviotas que se está apropiando de todo el patrimonio material. Las universidades empiezan a secretar un sudor oloroso proveniente de intoxicaciones antiguas y de manipulaciones recientes. Todo se está cuestionando, ese mundo universitario tan acomodado y fuera del ordenamiento cotidiano se siente sacudido. Los privilegios, la endogamia y otras cuestiones van apareciendo. Y hablamos de las públicas. En las privadas estos asuntos se fomentan y llegan al paroxismo. Catedrales más altas han caído.