15 AVR. 2018 GAURKOA Carreteras y basuras; o quién manda aquí Larraitz Ugarte Abogada Las basuras y las carreteras fueron, por ese orden, los temas más polémicos en la pasada legislatura en Gipuzkoa (sin olvidarnos de Igeldo, de la inutilidad en la política económica, el desastre de Donostia 2016, el impuesto de grandes fortunas, la Real, Munilla, Adegi y lo que hiciera falta para derrocar al gobierno). Tanta polémica hubo que convencieron a propios y ajenos que un simple sistema de recogida de basuras podía ser la hecatombe de un territorio, el inicio de una era fascista o el de un reino de ratas. Tanta que se nos olvidó los medios con los que cuentan unos y otros. Tanta que fuimos tan ingenuos de acabar pensando que se trataba de la popularidad o impopularidad de simples medidas de gestión municipal o foral. Tanta que no fuimos capaces de defender con beligerancia que nuestras propuestas de gestión no sólo eran buenas sino que estaban contextualizadas en el seno de contratos multimillonarios que lastraban el territorio y por ende eran necesarias ya que había que tomar decisiones con celeridad y eficacia. Tanta que lograron echarnos del gobierno foral y de muchos gobiernos municipales. No fue un fair play pero caímos como corcones. Con la perspectiva que da el paso de los años se hace más evidente que el problema jamás fueron las decisiones que adoptamos. Prueba de ello es que el tiempo nos ha dado la razón en muchos de los temas ya que nos han copiado normas, están redimensionando proyectos de infraestructuras tal y como sostuvimos, etc. Evidentemente existen diferencias ideológicas importantes en temas centrales como la fiscalidad o el cuidado de las personas donde el choque de modelos es visible y en donde han realizado importantes reformas para proteger a los suyos y para desamparar a los que no son suyos. Pero el quid en carreteras y basuras jamás fue confrontar modelos: fue una auténtica guerra de poder. Una guerra que se inició con el bombardeo mediático sobre los enormes problemas que acarreaba establecer una eficaz medida de recogida de residuos amparada en los objetivos establecidos por la normativa europea; siguió con ataques selectivos a problemas de algunos vertederos; aumentó tensión con la destitución de Juankar Alduntzin como diputado foral de medioambiente y explotó tras la anulación del contrato de construcción de la incineradora de Zubieta. Lo extraño es que una vez recuperado el gobierno foral por parte del PNV y el PSE, estos decidieran continuar con el tema y sacrificar las vidas de dos militantes comprometidos y honestos que lo único que han hecho ha sido cumplir con la palabra dada a la ciudadanía en su programa político. Esta misma semana Iñaki Errazkin y Ainhoa Intxaurrandieta han tenido que acudir al Tribunal de Cuentas de España a explicar que la ruina económica que se les adjudica no la han hecho ellos sino aquellos que firmaron los famosos Swaps a cinco días vista de las elecciones municipales y forales del 2011, aquellos del PNV que quisieron blindar con esos contratos especulativos la construcción de la incineradora para que otros no la pudiéramos parar, contratos que se hubieran pagado igual si se hubiera construido. Yo creo que los del PNV nos dejaron gobernar porque además de ganar con una ventaja importante, no pensaban que ibamos a ser tan valientes de pararla. Porque, si hacemos un ejercicio de memoria, la guerra no se inició cuando Bildu accedió al gobierno sino cuando el PNV se dio cuenta de que ibamos a parar la incineradora. Y por ello la vendetta. Una vez de producirse el cambio de gobierno, y de iniciadas las obras de construcción de la incineradora, ¿a qué viene esta decisión de echar a los leones a dos personas que tuvieron una notoriedad pública? Tocamos hueso, claro que sí. Tocamos toda la maraña clientelar del territorio, todo el stablishment, todo el entramado de empresas cuyo objeto social es contratar con la administración. Había muchísimo dinero en juego, mucho. Y de ahí el mensaje que nos lanza el régimen: podréis gobernar, pero con las cosas del comer no se juega, o lo pagaréis. Podréis gobernar pero aquí mandamos nosotros. Ya lo dijo Iñaki Errazkin en la manifestación celebrada en Azpeitia el sábado pasado: les ha pasado lo mismo que a Lula da Silva, a Puigdemont o cualquiera que quiera ir más allá y ponga en jaque a los aparatos de poder. Se puede jugar a recrear otro modelo de gestión, otro mundo; pero cuidado, no pongas en cuestión el estado de las cosas o lo pagarás. Y no me lo invento: Eider Mendoza, juntera del PNV de Gipuzkoa en la pasada legislatura y presidenta de las Juntas Generales del territorio en ésta, ya lo dejó claro, en relación a las querellas de malversación de fondos de la construcción de la AP1 o caso Bidegi, dirigiéndose a Martin Garitano y a una servidora: «Estén donde estén en el futuro, sepan que esto no lo dejaremos así». Realmente aun ganando las elecciones democráticamente no se nos ha concedido el derecho a gobernar. Lo que son las cosas, en el tema de las carreteras además de la incomodidad y el nerviosismo mostrado por el PNV con respecto a la malversación de 30 millones de euros en la construcción de la autopista y de los pasos dados con respecto a la empresa Bidelan de mantenimiento de carreteras que está compuesta por empresas muy afines (money again), el debate se produjo con los peajes. EH Bildu en un ejercicio de responsabilidad y ante el terrible agujero que existía en Bidegi puso encima de la mesa una propuesta seria de peajes para las carreteras que no eran de pago a la par que redujo a 25€ el tope a pagar por las personas que circulan a diario para ir a sus puestos de trabajo. La propuesta de peajes fue llevada a las Juntas generales y ríos de tinta corrieron para defenestrarla. La propuesta seria de peajes presentada por Bildu seguía la normativa europea y permitía la financiación de la deuda con la banca además de recaudar para el mantenimiento y mejora de las carreteras que no se podían afrontar únicamente con cargo a presupuestos. El PNV optó por tumbar la propuesta con el único objetivo de desgastar al adversario político. Y ahora su propuesta, que se basaba en la nuestra pero no era económicamente tan interesante ha sido tumbada por el TSJPV porque quiso hacer trampa lanzando un guiño a los transportistas locales. Como sucedió con las vacaciones fiscales, esta suerte de vacaciones «peajiles» ha puesto en entredicho la gestión del PNV en carreteras. Pensaban que iban a engañar a Europa, que eran más listos que todos los demás y no ha resultado. Dice la diputada que van a recurrir y que continuarán cobrando. ¿En serio? ¿Van a incumplir una sentencia judicial con todos los riesgos económicos que conlleva para el dinero de todos los guipuzcoanos? ¿Cómo va a explicar a los bancos que el dinero que les prometió con estos peajes no se va a obtener? ¿Va a devolver el dinero recaudado? Tiene ante sí un enorme problema el gobierno del PNV-PSE, mi recomendación es que apliquen la sentencia y analicen cómo van a hacer para acabar implementando la norma de peajes que propuso EH Bildu, cobrando a todos los transportistas sin discriminación alguna. Finalmente, dice la diputada que nadie votó en contra pero se le olvida decir que EH Bildu, aun haciendo un alarde de responsabilidad, no votó tampoco a favor, entre otras cosas, por esto que ha pasado. Ellos en cambio, por no apoyar una propuesta de EH Bildu han acabado haciendo el mayor de los ridículos. Esto demuestra que jamás fue una cuestión de modelos de gestión, sino de quién manda. No me cansaré de decirlo: debimos ser más beligerantes en la defensa de lo que hicimos, más beligerantes y convincentes: la razón nos asistía. Dice la diputada que van a recurrir y que continuarán cobrando. ¿En serio? ¿Van a incumplir una sentencia judicial con todos los riesgos económicos que conlleva para el dinero de todos los guipuzcoanos? ¿Cómo va a explicar a los bancos que el dinero que les prometió con estos peajes no se va a obtener? ¿Va a devolver el dinero recaudado?