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DE REOJO

Cleptómana


La política espectáculo de baja calidad en la que malvivimos, la que se pierde por una acción de despiste que cauterice la desigualdad, ha encontrado en el trabajo de un segurata rumano de un establecimiento de Eroski en el barrio madrileño de Vallecas, justo al lado de la Asamblea de Madrid, su máxima expresión de representación simbólica en una performance en diferido que explica muchas cosas, con una política pillada robando dos frascos de perfume. Indignidad total. Guerra sucia total. Los vídeos de seguridad se guardan un tiempo prudencial, pero tener a mano una prueba de esta categoría siete años después de ese robo abortado es cuestión de pensarlo con calma y comprender el nivel de coacción y presión mafiosa.

Cristina Cifuentes parece que es una cleptómana y se reconoce en ese vídeo, y los dirigentes de los partidos políticos de la oposición dicen de manera coral que ese acto de robar en un supermercado siendo vicepresidenta de la Comunidad de Madrid es un asunto personal. Yo digo que no. Que ya está bien de esa diferenciación muy forzada entre lo privado, lo personal y lo político. Robar, en cualquier ámbito, es un asunto político. Si un cargo político roba en sus horas libres, seguro robará en las horas de labor lo que pueda.

El desenlace de este drama mesetario ha tenido un golpe de efecto. Ya ha dimitido la masterizada de mentiras y ladrona caprichosa. Ya se ha pasado una página. Pero el libro sigue siendo un montón de mierda, un cúmulo de sospechosos habituales, miembros todos de la misma banda, la que dirige M. Rajoy y controla desde lejos Albert todo por España. Estamos peor que ayer, porque el PNV va a apoyar los presupuestos de Rajoy con el 155 y la represión judicial intacta. Una pequeña vergüenza. Un robo político total, que instaura la desigualdad total.