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Portugal celebra el 25 de abril en el fuerte donde empezó a caer la dictadura

Portugal celebró ayer el 44º aniversario de la Revolución de los Claveles con un programa que incluyó la reapertura del fuerte donde António de Oliveira Salazar sufrió una fatídica caída que marcó el fin de la dictadura. Rebelo de Sousa apeló a renovar el sistema político.


Santo António da Barra, una fortificación situada en la costa de Estoril, a unos 30 kilómetros de Lisboa, volvió a abrir sus puertas ayer tras varios años de abandono para conmemorar la Revolución de los Claveles, el día en que Portugal recuperó la democracia y la libertad hace más de cuatro décadas.

«La propia caída de la dictadura comenzó en el fuerte con la caída de Salazar, que años más tarde fue a dar al 25 de abril», recordó a EFE el alcalde de Cascais, Carlos Carreiras.

El fuerte es propiedad del Estado pero fue cedido por un año a Cascais, que pintó los muros, recuperó los azulejos arrancados y podó los matorrales que crecían entre las piedras.

La fortificación guarda un gran simbolismo porque era el lugar de vacaciones del dictador António de Oliveira Salazar y fue allí donde en agosto de 1968 se cayó de una silla y se golpeó la cabeza, lo que le causó un hematoma tras el que no volvió a ser el mismo. Un mes después fue apartado de la Jefatura del Gobierno –aunque este hecho le fue ocultado– y murió en julio de 1970, lo que dio paso a cuatro años en los que el régimen se fue debilitando hasta que la Revolución de los Claveles le puso fin el 25 de abril de 1974.

A la reapertura del fuerte se unió la tradicional sesión en el Parlamento para conmemorar la Revolución de los Claveles, en la que el presidente luso, el derechista Marcelo Rebelo de Sousa, apeló a renovar el sistema político y acercarlo a los ciudadanos y sus problemas, y a no minimizar los «vacíos», para evitar alimentar «tentaciones peligrosas y apelaciones populistas». «El día en que se rompa la separación de poderes entraríamos en terreno peligrosísimo propicio al deslumbramiento, la arrogancia, el atropello de la propia Constitución, de las leyes y de los derechos», afirmó.

Por su parte, el presidente del Parlamento, Eduardo Ferro Rodrigues, llamó al consenso entre partidos para abordar los «desafíos estratégicos que van más allá del tiempo de las legislaturas» y que «no perjudican las divergencias programáticas».

Tras los actos solemnes en el Parlamento, las celebraciones se trasladaron a las calles con el tradicional desfile popular.