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China envía reeducadores confidentes al Turquestán Oriental


El Gobierno chino está enviando a grupos de civiles de la etnia mayoritaria han a las aldeas de la rebelde Turquestán Oriental con el objetivo de «ganar los corazones» de los uigures, pero acaban identificando y enviando a prisión a ciudadanos que juzgan una amenaza a la seguridad.

En Akeqie Kanle, tras la llegada hace 4 meses de un «equipo de trabajo», 117 personas –el 20% de los adultos de la aldea– han sido llevados a «centros de reeducación».

Ese equipo forma parte de los 10.000 «civiles» chinos enviados a las zonas rurales de la inmensa y semidesértica región, oficialmente Xinjiang, donde históricamente, y hasta la llegada masiva de colonos han, la etnia uigur, de confesión musulmana, era mayoritaria.

Bajo el pomposo título de «Conocer las condiciones de vida del pueblo, mejorar su vida y ganar los corazones», la campaña moviliza a personal político y profesores de universidad. Su objetivo, «difundir los mensajes del Partido, reducir la pobreza rural y promover la armonía interétnica».

La misión de un grupo de la Universidad de Bingtuan que llegó en 2017 a Akeqie Kanle alardea en Internet de que «podemos levantar el velo de lo que pasa, mirar detrás de las cortinas y erradicar los tumores».

La aldea está situada en el condado de Moya, donde tres uigures atacaron a finales de 2016 un local del PCCh, matando a dos responsables locales.

Desde entonces, las cámaras de vigilancia se han multiplicado, el control a los religiosos es constante y los detenidos en centros de reeducación (ejercicios militares, cursos de marxismo y de chino...) son tantos que las escuelas ofrecen cursos especiales a sus hijos.