Pello GUERRA
FIN A 40 AÑOS DE AVENTURA CULTURAL

EL CIERRE DE AUZOLAN DEJA UN SENTIMIENTO DE «POBRE DE MÍ»

ESTE 28 DE ABRIL VA A QUEDAR EN LA HISTORIA MÁS POPULAR DE IRUñEA COMO EL DÍA EN EL QUE CERRÓ UNO DE SUS ESTABLECIMIENTOS MÁS EMBLEMÁTICOS: LA LIBRERÍA AUZOLAN. ES EL FINAL DE UNA AVENTURA CULTURAL DE CUARENTA AñOS QUE DEJA UN TRISTE SENTIMIENTO DE «POBRE DE MÍ» EN LA CIUDAD.

«Con el cierre de Auzolan me he sentido como cuando se te muere un amigo en un accidente. No te lo esperas, porque no puede cerrar. No sé por qué somos tan gilipollas que no podemos apoyar algo así». Con estas palabras mostraba su tristeza por el final de Auzolan una de sus muchas “clientas-amigas”, como se denominaba en la librería a quienes traspasaban el umbral de su estrecha puerta.

Este sentimiento ha impregnado la última semana de actividad en la librería Auzolan, especialmente este pasado jueves, cuando tuvo lugar una fiesta-cierre con la que se puso colofón a una historia iniciada allá por el año 1977.

Abrazos intensos, lágrimas contenidas y mucho reconocimiento se respiraba en el estrecho pero alargado local de la calle San Gregorio, número 3, donde no cabía un alfiler en la despedida oficial. Eran personas que, mientras realizaban unas últimas compras, querían reconocer con su presencia la aportación realizada por este proyecto al mundo de la cultura en Iruñea.

Una de las personas más buscadas era Mertxe Zufia, socia de Auzolan, quien reconocía que está viviendo estos días como «una montaña rusa. Es una lluvia de emociones muy dura de vivirla, pero muy gratificante».

Zufia recordó cómo Auzolan ha sido «una aventura que empezó hace cuarenta años con unos locos amigos o amigos locos que habían estudiado juntos en Barcelona y vinieron a Iruñea a abrir una pequeña librería que fue creciendo conforme iban empezando las ventas y se iban pudiendo realizar las obras en el local».

Llegó un día en que esa iniciativa «traspasó las puertas del local y de aquí salieron revistas culturales, nacieron editoriales, se creó una distribuidora y con ella, aumentó el número de trabajadores. Y donde se realizaron infinidad de presentaciones de libros».

Trabajo y dedicación

Zufia resumía el trayecto de Auzolan como «largo y laborioso y seguramente ha habido momentos en que se podían haber hecho mejor las cosas». «El cambio en el comercio en general y del libro en particular es tan fuerte y tan acelerado» que se ha llevado por delante un proyecto como Auzolan, en el que sus promotores «siempre hemos dado lo mejor de nosotros y sobre todo una vida de trabajo, emociones y dedicación».

Un trabajo que tenía como objetivo último intentar que «el negocio se fundiera con el mundo del libro y de la cultura, con el mundo euskaldun de Iruñea. Esa ha sido siempre nuestra meta y a la hora de hacer balance de toda esta trayectoria de cuatro décadas, me llevo una experiencia profesional muy fructífera y unas relaciones personales maravillosas».

A ese empeño por fundir negocio y cultura se sumó en 2009 Foro Auzolan, cuyo coordinador, Roberto Valencia, destacó que ha conseguido traer a Iruñea «a más de cien escritores de tres continentes distintos y montar más de cuarenta talleres». Pero sobre todo puso el acento en «el público que nos ha apoyado, que nos ha ayudado a pensar y mantener viva la cultura en nuestra ciudad»

Para terminar el acto, que estuvo aderezado con un aperitivo, como corresponde a toda despedida que se precie en esta tierra, Valencia puso el digno epitafio que se merecía esta aventura con la lectura de un poema de Borges.

Para la ocasión seleccionó el titulado “Otro poema de dones”, en el que Borges «da las gracias a todo lo que nos ha sido dado». Sin duda un agradecimiento que sentían y en el que pensaban todas las personas que despidieron con el corazón encogido a la librería Auzolan.