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¿Somos los consumidores los culpables de todo?


Combatir la contaminación por plásticos de un solo uso es el objetivo del Día Mundial del Medio Ambiente que se celebra el martes. Imágenes de islas descomunales formadas por polímeros nos alertan de la contaminación de los océanos, el daño a los ecosistemas marinos y la amenaza que suponen para el propio ser humano. Se calcula que en todo el planeta unos 5.700 millones de toneladas de residuos plásticos no pasan por una planta de reciclaje y que 8 millones de toneladas van a parar anualmente al mar.

En ese contexto, los estados anuncian medidas para acabar con los bolsas de plástico que tan alegremente nos dispensaban a diestro y siniestro. Se han convertido en el «enemigo» como platos, cubiertos, vasos, pajitas y bastoncillos desechables. Europa ha declarado la «guerra» al plástico y plantea una ambiciosa estrategia para que todos los envases sean reciclables o reutilizables antes de 2030.

A la vista de algunos de los mensajes, parece que la «culpa» es de los consumidores, como si los gobiernos permitiéndolo, y la industria y las cadenas de distribución potenciándolo, no fueran responsables de nada. Se recupera la bolsa de la compra de toda la vida, que fue denostada, y hasta se habla de hacer lo propio con una costumbre tan de nuestra niñez como eran las botellas de vidrio retornables.

Quienes nos vendieron que era lo más ‘‘chic’’, modifican su discurso pero no asumen ninguna responsabilidad en el desastre causado. En el fondo les sigue moviendo el mismo objetivo, y no es medioambiental, es el puro negocio.