Un juez sostiene que los restos de Sanjurjo deben volver a Los Caídos

El juez del Contencioso número 2 de Iruñea estima los recursos interpuestos por la hija del golpista José Sanjurjo y de familiares de otros dos exhumados de la cripta del Monumento a los Caídos y ordena que regresen a ese lugar. El Ayuntamiento anuncia que recurrirá y sus servicios jurídicos aprecian numerosos errores en el fallo.

El juez Antonio Sánchez ha sentenciado que los restos del general golpista José Sanjurjo deben ser restituidos a la cripta bajo el Monumento a Los Caídos de Iruñea. Asegura que la resolución del Ayuntamiento para clausurar la cripta como lugar de enterramiento no se ajusta a derecho. El fallo también afecta a la demanda interpuesta por familiares de dos hermanos que murieron en el frente tras prestarse voluntarios. El recurso de estos familiares indirectos de Dimas y Joaquín Aznar fue dado a conocer a través de la Hermandad de los Caballeros Voluntarios de la Cruz, la misma que oficiaba misas en la cripta exaltando el golpe entre los huesos de sus principales artífices.

El Ayuntamiento anunció ayer por la tarde que recurrirá. «Los servicios jurídicos consideran que las familias no tienen derecho alguno a que permanezcan los restos humanos de sus familiares en la cripta», sostiene el Consistorio. La nota recuerda que el edificio es propiedad municipal y que se llegó a un acuerdo con el Arzobispado para proceder a las exhumaciones de Sanjurjo, Emilio Mola y de varios navarros fallecidos que se inhumaron allí simbolizando su entrega a la asonada.

La sentencia mantiene que, aunque la cripta es municipal, el arzobispo tiene sobre ella un «usufructo a perpetuidad». Así, entiende que en realidad se trata de un «lugar de culto», que no se vería sometido a la legislación sanitaria y mortuoria.

Más curiosa es la argumentación esgrimida por el juez en el sentido de que entiende que el hecho de dejar de ser un cementerio afecta al edificio y que la clausura no puede hacerse ya que Los Caídos está protegido urbanísticamente. El Ayuntamiento dice que el hecho de que no haya restos humanos en los sarcófagos no tiene afección urbanística.

Máximo honor militar

El juez Sánchez –que es el mismo que decretó que la ikurriña se colocó en fraude de ley en los sanfermines del año pasado y el que anuló los cambios en escuelas infantiles para ampliar la oferta en euskara– considera que la cripta no exalta el franquismo y que tampoco la presencia de estas personas allí constituye un símbolo. No aprecia símbolos franquistas y dice que basta ver las fotografías obrantes en las actuaciones para determinar que comprobarlo. No obstante, en las imágenes de dicha cripta que existen en el archivo de este periódico se ve como el sarcófago de Sanjurjo tiene una inscripción laudatoria, señalando que ha sido «su pueblo» el que le ha colocado en ese lugar distinguido. Asimismo, sobre dicha tumba se ha colocado la Cruz de San Fernando, la máxima distinción del Ejército español. Y cabe recordar que Sanjurjo fue expulsado de dicho Ejército y condenado a muerte (luego esta pena se le conmutó) debido al golpe que protagonizó en 1932.

Dicha expulsión del Ejército suscitó una polémica, ya que los restos de Sanjurjo fueron entregados por parte de los Caballeros Voluntarios de la Cruz a los militares para ser enterrados después con honores militares en Melilla.

El Ejército costeó el traslado del ataúd miniaturizado del general hasta Melilla, cruzando el Estrecho en un helicóptero militar. Allí, se realizó una ceremonia en la que se volvieron a inhumar en un nicho del Pabellón de los Héroes de los Regulares de Melilla. En respuestas a preguntas del senador de EH Bildu Jon Inarritu, el Ejército niega que el traslado de los huesos tuviera coste alguno. En la ceremonia de la inhumación estuvo presente Juan José Imbroda, presidente de Melilla por el PP.

También en Iruñea la causa de Sanjurjo tuvo aliados. La exconcejal de cultura de UPN, Paz Prieto, realizó gestiones en favor de este recurso interpuesto por Carlota Sanjurjo contra la exhumación que el juez Sánchez dio ayer por bueno.