Koldo LANDALUZE
DONOSTIA
Entrevue
JESSICA BROWN FINDLAY
ACTRIZ

«En el siglo XVIII y ahora es muy difícil acabar con el abuso de poder»

Jessica Brown Findlay (Berkshire, Gran Bretaña, 1989) alcanzó gran popularidad gracias a su participación en la serie «Downton Abbey» interpretando el rol de Lady Sybil Crawley. Esta actriz briánica también ha participado en miniseries como «Laberinto» o «The Outcast» y en películas como “Victor Frankenstein”. En la actualidad forma parte del reparto de la serie «Harlots: Cortesanas».

La segunda temporada de «Harlots: Cortesanas» se estrenará en Cosmo el próximo 18 de setiembre a las 22.00 y en esta nueva tanda volveremos a encontrarnos con la actriz Jessica Brown Findlay, quien encarna a Charlotte Wells, una famosa cortesana londinense que destaca por su espíritu rebelde. A modo de prólogo, Brown Findlay dice a Efe sentirse «encantada de formar parte del reparto de esta producción, casi exclusivamente integrado por mujeres» y no duda en calificarla de «feminista».

¿Qué sensaciones albergó cuando leyó por primera vez el guion de «Harlots»?

Confié mucho en esta serie en cuanto leí el guion. Me pasaron los dos primeros episodios de la primera temporada. Tuve una reunión con Coky Giedroyc –directora de muchos de los capítulos– y también con Moira Buffini, quien ha escrito gran parte de la serie y es su productora. Enseguida tuve claro que este proyecto era excepcional, especialmente por su reparto y las historias que se cuentan. Que haya tenido tan buena acogida es de lo más gratificante. Teníamos la sensación durante el rodaje de estar creando algo muy especial. Lo que les ocurre a estas mujeres tenía que ser contado porque muestra la industria del sexo desde un punto de vista diferente a cómo se había representado con anterioridad.

 

¿Y qué fue lo que más le sorprendió?

Ciertas palabras para referirse a los genitales y la naturalidad con la que estas mujeres hablan entre ellas de sexo y abordan su situación. Pero lo que más me sorprendió fue cuán similares son algunas de nuestras leyes en comparación con las de hace siglos. Muchas veces me doy cuenta de que el mayor cambio es que ya no llevamos corsés y que las mujeres pueden votar. Pero muchas de las actitudes hostiles hacia las trabajadoras sexuales, la industria de la prostitución y hacia las personas que deciden hablar de un abuso son muy similares. Eso es muy alarmante.

¿Qué valoración hace de la primera temporada?

Muy positiva. Creo que la serie es atrevida y a veces los espectadores pueden sentirse intimidados por lo que contamos. Cuando estaba a punto de estrenarse, se habló mucho en internet sobre cómo iba a ser y si solo iban a mostrarse cuerpos desnudos, a provocar. Pero no es para nada eso. Cuanto más te introduces en las tramas, más te sientes atraído por estas familias. Y no solo por las familias en sí, sino por la camaradería que existe entre estas mujeres.

¿Por qué considera «Harlots» una serie feminista?

Que la escriban, dirijan, produzcan y protagonicen mujeres no es la razón por la que es una buena serie. Estoy deseando que llegue el día en el que esto no sea una sorpresa ni una anomalía en la industria televisiva. Creo que la forma en la que estamos contando estas historias y los temas que abordamos es increíblemente respetuosa y arriesgada, sin complejos.

 

Según revelan diferentes estudios, la serie ha captado el interés de un gran número de mujeres.

Así es. Yo creo que la causa principal de ello es que todo se cuenta desde la perspectiva de las mujeres. Es muy edificante mostrar un punto de vista diferente. La serie se centra en la industria de la prostitución y las trabajadoras sexuales, pero aunque ese sea el tema principal, obviamente seguimos sus vidas y somos muy conscientes de lo que representaba para las mujeres de esa época poder ser independientes y no necesitar a los hombres, o al menos intentar escapar de su control.

 

¿Qué destacaría de la segunda temporada?

Se centra principalmente en un intento de lucha obligada contra las personas que abusan de su poder en un Londres muy peligroso para las mujeres. Tanto en el siglo XVIII como ahora es muy difícil acabar con personas poderosas que cometen abusos.