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DE REOJO

Lasaña


Confesión: llevo cerca de dos horas chateando con mis cercanos sobre cuestiones de comidas para estos días. Es un problema asumido y resuelto siempre por el matriarcado. Y condicionado por el patriarcado que acaba de incorporarse a la gastronomía de moda. Parte de esta asunción de responsabilidad virtual es culpa de la televisión ya que hay decenas de cocineros de elite pontificando, enseñando, repitiendo, buscando recetas populares para convertirlas en ideas con su firma. Todo sea por el bien de estas fiestas aposentadas en el calendario como cita de cuñados.

Hemos llegado a la conclusión de promocionar una receta mediterránea muy especial, que se hace en Cerdeña y en Cadaqués, una lasaña de alcachofas con calamarcitos recién pescados fritos con cebolla caramelizada. Y no puedo decir nada más. El concepto lasaña siempre me ha parecido una magnífica fórmula del día después, lo mismo que los canelones. Aprovechar las sobras. Y esta entrega quiere emular esa idea, lo que ha quedado por ahí apuntado en los papeles que sirva para inducir a un olvido.

Siempre hay infiltrados de los diversos servicios policiales para reventar los movimientos populares. En Barcelona querían que se cumpliera el desastre, pero no lo lograron. La agresión a Cake Minuesa, agitador de Intereconomía, es censurable. Me solidarizo con el reportero por el puñetazo recibido. ¿Se ha identificado al agresor? No pensemos mal. Todo es posible en estos tiempos. La entrega de Bertín en su casa con Cristian Gálvez y la gasteiztarra Almudena Cid, me ha provocado una crisis sobre su conocimiento de Leonardo. En la casa del anfitrión cuelgan cuadros de alto coste, de firmas reconocidas, ¿serán originales o copias de primera categoría? Huele a lasaña de postureo. Cuidado con el exceso de corrección política y de mayonesa.