06 JAN. 2019 DESCODIFICANDO A VOX (Y II) Una estrategia comunicativa que considera viejuno hasta a Twitter No lo explica todo, pues sigue habiendo vida más allá de internet, pero el auge de Vox no se entiende sin su hábil manejo de las redes sociales. Son ya la primera formación en Instagram, la plataforma más popular entre jóvenes, y son los que más utilizan las campañas segmentadas de Facebook. Dernière mise à jour : 09 JAN. 2019 - 10:02h Beñat ZALDUA Estupefacto ante los resultados electorales en Andalucía, Javier Aristu, interesante analista del acontecer político andaluz, reflejaba el 3 de diciembre en su blog la falta de herramientas sólidas para analizar lo ocurrido. «¿Por dónde circula hoy la savia informativa que provoca el sentido común, las ideas habituales que hacen votar de una determinada manera a los ciudadanos? ¿Quién condiciona y cómo se forma la opinión del pueblo votante?». Él mismo intuía una respuesta parcial: «Comienza a cobrar carácter decisivo la importancia de esos canales masivos donde casi no existe jerarquía ni control de ningún tipo sobre la veracidad de la información». No hay respuestas tajantes ni explicaciones mágicas. Ya tiene dicho con razón Enric González que «miles de académicos se ganarán la vida durante siglos estudiando por qué ocurrió lo que empieza a ocurrir ahora». Ello no impide, sin embargo, tratar de profundizar sobre la respuesta que el propio Aristu esboza: las redes sociales como vehículo para hacer campaña y ganar elecciones. La forma de hacer política, para bien y para mal, ha cambiado. Jair Bolsonaro solo contaba con nueve segundos en las televisiones brasileñas, pero tuvo barra libre en las redes sociales y ahora es presidente del país más grande de América Latina. La campaña de Trump llegó a hacer 50.000 variaciones de un mismo anuncio en un solo día para adaptarlo a cada uno de sus receptores en Facebook. Los medios con los que ha contado Vox son bastante más modestos, pero se integran en esta misma dinámica. No se explica el auge de este partido de extrema derecha sin su hábil utilización de las redes sociales. Pese a ser un partido joven sin apenas estructuras ni implantación, son ya la primera formación en Instagram (151.000 seguidores), la red social que más creció durante 2018 y la más utilizada por los jóvenes –son además el segundo partido en Youtube–. «En Vox no necesitamos a los medios, nuestras redes sociales tienen más alcance», tiene dicho Manuel Mariscal, vicesecretario de comunicación y responsable de prensa de la formación a sus 26 años. No es política, es entretenimiento. El propio Mariscal, en una entrevista publicada en Dircomfidencial.com, da con una de las claves de la comunicación política a través de las redes sociales: «En el equipo de comunicación de Vox no hacemos política, nos basamos en el entretenimiento». Divertir e impactar con memes, mensajes y vídeos cortos que generan una reacción tan veloz como fugaz. Buscar la viralidad a través de cortes audiovisuales y despertar emociones a través de vídeos autoeditados. El spot de Abascal montando a caballo con la banda sonora de “El señor de los anillos” generó muchas mofas entre los internautas de izquierda, pero fue un exitazo entre sus seguidores. Más de un millón de visualizaciones. «Poner una bandera de España con una chica guapa siempre triunfa. O a policías. Siempre pienso en los contenidos que me gustaría recibir a través de WhatsApp y que la gente compartiría. Los zascas nos funcionan muy bien. (...) El voto se consigue generando todos los días estímulos en el electorado», dice el propio Mariscal en un reportaje de “El Mundo” en el que sale fotografiado junto a una bandera española, un cartel de Trump, otro de “Puigdemont a prisión” y un montón de memes. Triunfan también los escritos maniqueos que invitan a elegir entre el blanco y el negro: «O becas, pensiones, impuestos bajos y ayudas sociales… o autonomías». Cápsulas breves para reforzar convicciones («Por España, que ni se discute ni se rompe. España se defiende y se honra») y apuntalar prioridades ideológicas disfrazadas de apelaciones al sentido común: «Por hogares, pueblos, barrios y ciudades seguras. La violencia no tiene género». Escapan del formalismo, la corrección política y la seriedad con la que siguen actuando la mayoría de partidos en las redes, algo con lo que buscan mayor credibilidad. Y se adaptan a lo que ofrece cada red social. En Instagram buscan el impacto directo, la interacción inmediata; en Whatsapp, los mensajes se parecen más a pequeños argumentarios. Muchas veces, los mensajes se apoyan en links a webs afines como mediterraneodigital.com o casoaislado.com, plagados de noticias tendenciosas o simplemente falsas. Enfadar a la izquierda, un negocio rentable. Aunque la actividad de Vox destaca sobre todo en Instagram, Facebook sigue siendo en el Estado español la gran red social, con cerca de 20 millones de usuarios. Esas dos redes son sus principales objetivos. «Twitter es la red que menos nos importa, porque solo hay periodistas y políticos, y queremos llegar al fontanero y a la ama de casa que están en Instagram y Facebook», dice Mariscal, que cuenta con una red de unos 120 fieles en la tarea de viralizar cualquier contenido lanzado por el partido. No es que los medios tradicionales sean viejos, es que hasta Twitter lo ven como algo anticuado. En la red de Zuckerberg cuentan con más de 200.000 seguidores –los terceros por detrás de Podemos y Ciudadanos– y es la plataforma a la que destinan más recursos. Según información de “El País”, promocionar un vídeo para hacerlo llegar a unas 100.000 personas cuesta unos 5.000 euros, un precio relativamente bajo. Según el mismo rotativo, a mediados de diciembre Vox tenía en marcha 9 campañas en Facebook. Una cifra que contrasta con la del resto de partidos: Podemos tenía en marcha dos campañas y el resto, ninguna. Para hacernos una idea, la última que tenían activa la arrancaron a raíz de los últimos atentados en Estrasburgo, con un mensaje breve y conciso: «El fundamentalismo mancha nuestras calles de sangre. Incrementaremos el presupuesto en Defensa». Pero Facebook no solo ofrece publicitar contenidos a los partidos. También permite seleccionar el perfil del receptor del anuncio; una segmentación que permite desarrollar diversas estrategias. La más evidente es seleccionar a un público ideológicamente afín para hacerle llegar un mensaje, pero no es la única. Según información publicada por El Confidencial, una de las estrategias seguidas por Vox ha sido hacer llegar sus mensajes más provocadores a perfiles de izquierda o independentistas, que no tardan en responder, multiplicando así su alcance. Según una de las fuentes citadas por este digital, «si logras que la gente se cabree y comente, esos mensajes los ven sus amigos en Facebook, y no todos van a ser de izquierdas, habrá gente de derechas. Esa es la clave: usar a la izquierda para movilizar a potenciales votantes que de otra forma no llegarían a tu mensaje». Quizá habría que pensárselo dos veces antes de entrar al trapo con las provocaciones de la extrema derecha. De estas campañas de Facebook, además, los partidos obtienen un perfil detallado de su público. «Las conclusiones que se sacan analizando las reacciones de la población a sus mensajes arrojan información mucho más precisa que ninguna encuesta», dice otra de las fuentes citadas por El Confidencial. La España del Whatsapp a la plaza pública. Uno de los elementos característicos de Vox desde su más temprana existencia es el rechazo a los complejos de lo que llama «la derechita cobarde». En contraposición a la corrección política imperante, según se puede leer en web, defienden «lo que los españoles dicen en su WhatsApp». Algo que conecta con lo que la profesora de la UAB Eva Anduiza, como vimos en el análisis de ayer, ha detectado como una gran capacidad de captar ciertos agravios latentes y convertirlos en articulados mensajes de odio. No importa que esos sentimientos de agravio tengan fundamento o no, como se ve en el caso de los hombres indignados por el supuesto trato de favor hacia las mujeres en las políticas de igualdad. A estas alturas deberíamos haber aprendido ya que las emociones suelen tener bastante más peso que la razón y los hechos a la hora de elegir opción política. No es casual, por tanto, que WhatsApp sea otra de las principales redes sociales utilizadas por Vox para viralizar mensajes, conceptos, vídeos y memes. Es difícil cuantificar el alcance de esta estrategia, dado que es una plataforma de mensajería privada, pero viendo la difusión que han tenido en la campaña andaluza escritos como el de «Aunque todavía no lo sepas, tú eres de Vox», cabe pensar que ha sido una herramienta crucial. En el reportaje de “El Mundo”, el propio Mariscal explica que tiene decenas de grupos de WhatsApp, «desde grupos protaurinos hasta colectivos de caza que han sido claves en Andalucía». De la relevancia que le dan en el partido da cuenta la web de la formación, que en su portada, bien visible, incorpora este mensaje: «Recibe las alertas de Vox en tu WhatsApp». Al entrar, el usuario se encuentra con un número de teléfono a través del cual recibirá «los mensajes y nuevos vídeos virales de Vox junto con nuestras acciones en defensa de España». Nadie conoce todavía el límite de estas nuevas herramientas políticas, pero más allá de los medios con los que se cuente, el inicio puede ser tan fácil como abrir la aplicación WhatsApp, ir a la carpeta “Opciones” dentro de los “Chats” y crear una “Nueva lista de difusión”. Vox demuestra un hábil manejo de las redes sociales. Algo que ya hicieron Bolsonaro o Trump, pero también, sin ir más lejos, Podemos y el independentismo catalán durante el trepidante otoño de 2017. Las redes sociales no son más que la herramienta