21 JAN. 2019 JO PUNTUA Solidaridad Anjel Ordoñez Periodista Doce meses llevan sin cobrar sus nóminas los trabajadores de la empresa navarra Triman Minerals. Las 45 familias que dependen de estos puestos de trabajo denuncian, en la calle y ante aquellos medios que les quieren escuchar, la dejadez y el desamparo al que se enfrentan por parte de la justicia, las instituciones y la administración concursal. Los trabajadores ponen de manifiesto la existencia de lo que denominan un «grupo patológico laboral». Es decir: en un conglomerado de sociedades, una o varias son las encargadas de embolsarse los beneficios en tiempos de vacas gordas, mientras que cuando sobrevienen las pérdidas, estas se endosan a una sola, la que cuenta con mayor número de empleados. En este caso, Triman Minerals. El calvario que están atravesando estas 45 familias es un ejemplo, cruel y dramático como muchos otros, del ámbito de precariedad e indefensión al que se enfrenta la clase trabajadora en el actual marco laboral. Otro caso también de actualidad: los empleados de la empresa Huerta de Peralta llevan desde el 26 de diciembre en huelga indefinida para exigir la readmisión de cuatro compañeros despedidos, y en defensa de la dignidad laboral. Según sus propios testimonios, hasta no hace mucho afrontaban jornadas de hasta 16 horas diarias, festivos no remunerados incluidos, sin bajas, ni vacaciones... El plante sindical ha conseguido mejorar la situación, pero la empresa ha reaccionado a la presión con despidos, entre ellos, el de un representante de los trabajadores. Ambos casos son paradigma de la desmedida codicia empresarial. La misma que sufren, de forma especialmente acentuada, los jóvenes, las mujeres y los migrantes. La que se asienta en el marco de involución social y política amparada por una reforma laboral que perpetró el Partido Popular, pero que el PSOE de Pedro Sánchez apenas quiere maquillar. La que niega el ámbito nacional de decisión para imponer una estatalización no deseada en Euskal Herria. Y la que ha motivado la convocatoria de una manifestación por parte de LAB este sábado en Iruñea. Contra la precariedad, solidaridad. Ambos casos son paradigma de la desmedida codicia empresarial. La misma que sufren, de forma especialmente acentuada, los jóvenes, las mujeres y los migrantes