27 JAN. 2019 DE REOJO Misantropía Raimundo Fitero Así somos. Si se miran los datos de audiencia de estos días, los cambios sobrevenidos en la programación habitual en los canales generalistas, comprenderemos que el espectáculo, cuanto más morboso, cuanto más cargado de emociones sostenidas por el relato tremendista, mejor para los anunciantes y, por ende, para la cuenta de resultados de las cadenas. Ya se sabe de manera fehaciente lo que se sabía desde el primer momento: el niño Julen está fuera del pozo, en la morgue, en la mesa del forense. Ahora se investiga. Y claro, setenta y un metros son muchos para llegar hasta el suelo y mantenerse durante semana y media vivo, sin oxígeno, ni agua ni alimentos como se pretendía vender de manera cínica y con el único fin de mantener vivo el espectáculo. Los resultados de la investigación pueden dejarnos boquiabiertos y se supone que, a partir de mañana, los programas matinales del morbo empezarán a intoxicar y a lanzar rumores criminales. Pero los datos son los que son, y las audiencias han crecido de manera sustancial en cuanto se dedicaban a contarnos la nada. Porque nada o casi nada sucedía, y se mantenía la señal constantemente. Y se comunicaba con los corresponsales para que nos contaran lo que ya habían contado, pero millones de seres humanos estaban pendientes de esa nada. ¿Qué esperaban? ¿Alguien confiaba en encontrar al niño vivo? Cuesta creérselo. Lo cierto es que es un fenómeno que se merece estudiar. Algunos periodistas se rasgan las vestiduras. Y es difícil no comprender a los encargados de esas televisiones generalistas. Están siempre dando este pienso compuesto al personal y les va muy bien en audiencias. Un ingente número de personas que busca esa miseria con adicción. Miren los resultados de audiencia de GH Dúo y comprenderán mi misantropía galopante.