GARA
PARÍS

La clase política francesa se moviliza contra los ataques antisemitas

Las principales personalidades de la política francesa participaron ayer en las concentraciones contra el antisemitismo en una movilización de la que fue excluida la ultraderecha. Unas horas antes, decenas de tumbas aparecieron profanadas en un cementerio judío.

Unas 80 tumbas del cementerio de Quatzenheim, un pueblo de 800 habitantes en el este de Francia, aparecieron ayer pintadas con esvásticas nazis azules y amarillas, el mismo día en que se celebró una movilización contra el antisemitismo. «Tomaremos acciones, promulgaremos leyes y castigaremos» a los responsables, declaró el presidente Emmanuel Macron, que se dirigió a Quatzenheim tras la movilización.

El ministro de Inmigración israelí, Yoav Gallant, condenó la profanación del cementerio y aprovechó para hacer apología del sionismo, exhortando a los judíos del Estado francés a emigrar a su país. «Volved a casa, inmigrad a Israel», escribió Gallant en Twitter.

Las pintadas de Quatzenheim se suman a los insultos al escritor Alain Finkielkraut durante una protesta de los «chalecos amarillos» y a otros actos sobre símbolos de recuerdo a judíos, que han motivado una movilización de la clase política y que ayer se concretó en cerca de 70 manifestaciones en otras tantas ciudades francesas.

Agrupación Nacional, excluida

A iniciativa del primer secretario del PS, Olivier Faure, la convocatoria de una veintena de partidos excluyó a Agrupación Nacional, al considerar que toda su historia «está vinculada al antisemitismo y el racismo». La formación ultraderechista de Marine Le Pen optó por organizar su propio acto afirmando que, de todas maneras, no pensaba formar parte de una manifestación «instrumentalizada».

En la marcha parisina participaron los expresidentes François Hollande y Nicolas Sarkozy, así como el primer ministro, Édouard Philippe, y más de la mitad del Ejecutivo, mientras que Emmanuel Macron se dirigió junto a los presidentes de la Asamblea Nacional y del Senado al Memorial del Holocausto.

«Cada vez que un ciudadano francés es insultado, amenazado o, peor aún, herido o asesinado por ser judío, es la República la que es atacada», señaló Macron. Anunció que presentará sus planes para combatir el antisemitismo durante un discurso ante la asociación CRIF, que el hoy reúne a grupos judíos franceses. «Juntarse no es suficiente, pero sí necesario para denunciar lo inaceptable», destacó, por su parte, Philippe, que ha prometido una nueva ley contra la incitación al odio en los próximos meses.

Acudieron también figuras de asociaciones de derechos humanos y de los cultos judío, musulmán, protestante, ortodoxo, católico y budista, cuyos representantes demandaron una «sacudida de las conciencias». En una declaración conjunta, apelaron al «compromiso de cada uno para luchar firmemente contra toda expresión de antisemitismo». «Es un delito, juzgado por la Historia y condenado por la ley. No tiene excusa ni banalización», añadieron.

Aunque evitó calificar al movimiento de los «chalecos amarillos» de antisemita, Philippe afirmó que «ciertos diques han caído durante la crisis» y admitió que «el antisemitismo tiene raíces muy profundas en la sociedad francesa».

Según el Ministerio del Interior, el número de actos antisemitas se disparó un 74% en el Estado francés en 2018, sumando 541. Con la comunidad judía más grande de Europa, no es el único país que se enfrenta a este problema. Alemania también registró en 2018 un fuerte aumento de actos antisemitas, con 1.646 registrados, su nivel más alto en casi diez años.