15 MAR. 2019 JO PUNTUA Maltratador impune Alvaro Reizabal Abogado La violencia machista, que no cesa y cuesta la vida anualmente a miles de mujeres en todo el mundo, ha ido obligando a las sociedades a dotarse de una serie de instrumentos para tratar de erradicarla, evitarla o al menos paliar sus efectos, aunque hay que aceptar que no han tenido mucho éxito, pues la lacra continua, pero no cabe duda de que hoy en día la concienciación contra el maltrato es mayor que hace unos años. Se han publicado normas específicas contra este tipo de violencia contra la mujer y se han creado juzgados especializados para la persecución de este tipo de inadmisibles conductas contra la mujer en el seno de las relaciones de pareja, estableciéndose tipos agravados y penas más severas para los maltratadores, diferencia de trato que ha sido declarada constitucional, pese a las protestas de las organizaciones machistas que las tachan de discriminatorias. No se puede negar que hay organizaciones que están en contra de estas medidas y que parecen buscar la impunidad. Sin ir más lejos, desde su irrupción en el parlamento andaluz Vox lleva una política tendente a minar estas medidas a base de informaciones falsas o apelando a la igualdad, y, hasta el propio Casado utiliza subterfugios y apelaciones a no querer enfrentar a su hija con su querido varoncito, para seguir la estela del jinete de Amurrio. En medio de este clima recibo en el móvil una de esas informaciones que llegan no sabes muy bien de dónde y que cuentan que el Emérito Juan Carlos maltrató a su esposa. Cautelarmente compruebo la información y veo que se confirma, tanto en el aspecto psíquico a través de desprecios y continuos devaneos amorosos, como en el físico, incluyendo golpes o lanzamiento de objetos. Terrible. Pero con ser gravísimo, lo peor es que no se le puede aplicar ninguna de las normas promulgadas para atajar la violencia machista, y es que el artículo 56.3 de la Constitución establece que la persona del Rey es inviolable y no está sujeto a responsabilidad. Así son las cosas de la Monarquía que instauró el Caudillo. Con ser gravísimo, lo peor es que no se le puede aplicar ninguna de las normas promulgadas para atajar la violencia machista