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Bobadas alpinas

Pseudo-terapias


Ya que el 20 de marzo se celebró el Día Mundial de la Felicidad (¡guau!), leo en una página de montaña que diversos estudios científicos realizados por la Universidad de Michigan y la Edge Hill británica, avalan en la revista Ecopsychology, que el caminar por la montaña, en general en la naturaleza, rebaja el nivel de stress y estimula la producción de endorfinas ¡ay, las endorfinas! y provoca por tanto sensación de bienestar; en fin, somos más felices, todo ello basado en un estudio con 2.000 personas partícipes en un programa llamado “Walking for Health”. El sistema sanitario escocés parece que pone en marcha un programa, Nature Prescriptions, en el cual la terapia tradicional en enfermedades crónicas, con ansia, depresión, diabetes e hipertensión, se ve complementada con prescripciones de “dosis de naturaleza”. ¿Hay algo más feliz que caminar por la montaña?. Bien, pudiera haberlo, tampoco vamos a ser integristas con nuestras aficiones, más si tenemos en cuenta lo gaseoso de los términos bienestar y felicidad, términos a los que nadie se ha atrevido a definir de forma precisa (miento, hay mucho atrevido por ahí). Ahora que el gobierno en Madrid parece enfrascarse en una vigorosa campaña contra las pseudociencias y terapias milagrosas, entre las cuales se encuentra la homeopatía, acupuntura… se habla incluso del yoga, pudiera ser que los paseos por montaña pasen a resultar sospechosos. Bueno, la verdad es que algo sospechoso ya es.