27 AVR. 2019 JOPUNTUA El referéndum del 28A Arturo Puente Periodista Cada vez pasa más que todas las elecciones son un referéndum. Todas van de responder a una pregunta implícita, en todas se dilucida un solo asunto como ningún otro. En todas los votantes creen que la cuestión a la que ellos contestarán es la que todos los votantes tienen en mente, sea o no cierto. Todas las elecciones van de sí o de no, y por eso se ha instalado la polarización en los votantes, que busquen en los colegios la papeleta que más se parezca al sí o al no. Hay catalanistas de izquierdas que están a favor de la inmersión lingüística, en contra del encarcelamiento de políticos independentistas y que incluso podrían estar a favor de un referéndum de autodeterminación, pero que en las últimas elecciones catalanas agarraron la papeleta de Ciudadanos. Solo por un razón: ellos no son independentistas. Así que, a falta de un referéndum, ante cualquier elección en la que la pregunta sea por la independencia, cogerán el voto que más claramente exprese un no. Los partidos saben que escribir la pregunta que se formula en las elecciones es absolutamente clave. Toda la campaña, de hecho, va de hacer que la pregunta que te beneficia sea la que los votantes perciban como La Pregunta. Por eso Rivera ha repetido que el 28A de «España sí o España no». Por eso Podemos se lo ha jugado todo al voto entre un Gobierno del PSOE con Ciudadanos o uno del PSOE con Podemos. Por eso toda la derecha mediática ha apostado en la recta final de campaña, con éxito escaso, en convertir el 28A en una decisión entre indultar o no a los independentistas encerrados. Todo el pescado está ya vendido y las elecciones de este domingo van sobre la continuidad del Gobierno de Sánchez. Pero no debe olvidarse que este 28A también decidimos otra cosa, tanto si sale un sí para Sánchez como si sale un no: el cómo. Cómo quieren los electores que el presidente se quede o se vaya, con qué apoyos, qué nuevas mayorías. El 28 es un referéndum, sí, pero con dos preguntas. Y en realidad Sánchez se la juega tanto en la primera como en la segunda. Los partidos saben que escribir la pregunta que se formula en las elecciones es absolutamente clave