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AZKEN PUNTUA

El vacío


Las elecciones me han recordado jubilosamente varios experimentos que hacía a los once años en el laboratorio de los Hermanos Maristas. Por ejemplo, el choque enloquecido de partículas en el espacio vacío de una bombona. Era apasionante.

Las páginas de iniciación a la lógica me arrebataban. Recuerdo unas vacaciones que viví encerrado con el siguiente problema: «¿En qué creen los que no creen?». Me dieron solo un siete por no haber mencionado las tesis de fundador de la Orden, el beato Marcelino Champagnat, que no sé si habrá ascendido en el santoral después de tantos años.

El gigantesco Hermano Uzkudun, hermano del boxeador, nos entretenía con historias mitológicas para que aprendiéramos francés. Mi preferida era la de Prometeo, el titán al que Zeus encargó la creación de los hombres, junto con su hermano Epímeteo, «el que piensa después de actuar», que fue lo que le perdió, al dar a los animales más dones que a los hombres, cosa que hubo de corregir Prometeo antes de irse al cielo, que era como la Moncloa de entonces.

Prometeo era físicamente muy parecido al secretario general del PP, como curiosamente se parece al inolvidable tanguista Carlos Gardel –el de “¡Adiós, muchachos…!”– si se le pone sombrero de ala años 20, el fundador de Vox, Sr. Smith, también argentino. Todo se repite.