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Bobadas alpinas

Ayudas


El variopinto mundo de la montaña. Puede resultar ridículo (igual exagero y el término sería gracioso o curioso), plagado de extraños records, como el de Stuat Ketell que tardó cuatro días de 2014 empujando con la nariz una col de Bruselas hasta los 1.085m de la montaña Snowdon, en Gales, con el objetivo de recaudar dinero para una fundación contra el cáncer. 22 coles y gran parte de la piel de sus rodillas y nariz es el resultado. En otro orden de cosas, el premio SAT 2019 de la Societá Alpinisti Tridentini, en su versión de Compromiso Social, y que se presenta oficialmente en el Festival de Cine de Montaña de Trento, se ha otorgado al guía de montaña francés Benoit Ducos, voluntario de la asociación Tous Migrants, que rescató a una familia de inmigrantes, con dos niños de 2 y 4 años y la mujer embarazada a punto de dar a luz, en medio de una tempestad de nieve en la frontera italiana del col de Montgenèvre, en marzo de 2018. Por ello ha sido investigado por el poder judicial bajo el cargo de «ayudar e instigar la inmigración ilegal» lo que puede suponer una condena de cinco años. «En las montañas, como en el mar, ayudar a las personas necesitadas no es una opción si no un deber. No abandonar a los que están en peligro, los que quedan atrás, es un principio de solidaridad que está en el ADN de la gente de montaña», cree este pisteur-secouriste del Briançonnais ante las muertes y tragedias que se suceden en la ruta alpina de la inmigración.