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DE REOJO

Intervención


Escuchar la voz el caimán sin bigote decir un amenazante discurso simplista: «una intervención puede tener resultados negativos, pero una no intervención puede tener peores resultados». Es un mal augurio. Tiene la santa poca gracia de asegurar que no sabe qué tipo de intervención es necesaria, pero que es necesaria una intervención. Aznar sigue siendo un agente desestabilizador, un propulsor de guerras, un violento, un recalcitrante reaccionario corrupto que está ahora echando más gasolina al conflicto de Venezuela, pidiendo lo que parece inminente: la intervención militar de los mercenarios de Blackwater. Las razones de la demora son varias y la principal porque no tienen claro el fuste del golpista Guaidó y los apoyos que cuenta dentro de las fuerzas armadas venezolanas, ni está claro la postura que van a tomar a la hora de la verdad los gobiernos colindantes, que parecen muy ufanos en las tribunas, pero que comprometerse de verdad a una guerra zonal no lo tienen nada claro.

En cualquier caso, cada día está más claro: Donald Trump es un peligro global. Va a provocar una crisis general que es lo que algunos teóricos del capitalismo salvaje, con premio Nobel incluido, recomiendan para que las cosas cambien de verdad. Y un cambio de verdad es mayor riqueza para unos pocos, miseria para la mayoría. Nos entretenemos con sus imbecilidades diarias, con sus salidas de tono en asuntos menores, pero su misión es que las cosas cambien de verdad, que el sistema capitalismo de otro paso hacia su instauración totalitaria y universal. Las barbaridades reales, muy profundas, las está haciendo en asuntos de economía para dejar todo en un páramo para que germine de manera absoluta el neoliberalismo más deshumanizado. Seguramente esta situación reclame también una intervención. ¿De quién y para qué?