07 JUIL. 2019 PERFIL Demoliendo los mitos liberales del Estado Isidro ESNAOLA Mariana Mazzucato se ha convertido en la principal asesora del Gobierno escocés. También ha participado en eventos organizados por el Partido Laborista y es una de sus asesoras económicas. Mazzucato defiende algunas ideas que van a contracorriente de la doctrina económica dominante y que han servido para armar a una izquierda bastante huérfana de discurso y proyecto desde que la socialdemocracia asumió las tesis del liberalismo. Sus principales esfuerzos se han dirigido a estudiar el papel que desempeña el Estado en los procesos de innovación. Las conclusiones de sus estudios los recogió en 2013 en un libro titulado “El Estado emprendedor: mitos de sector público frente al privado”. Martin Wolf, principal comentarista económico de “Financial Times”, señaló que el libro contiene una «tesis polémica, pero en lo sustancial anda en lo cierto». Y resumió el contenido de la cuestión de forma certera: «La incapacidad para reconocer el papel desempeñado por el Estado en el impulso de la innovación bien podría representar la principal amenaza al incremento de la prosperidad». Mazzucato defiende que el Estado, lejos de ser un lastre, es en realidad el principal motor de la innovación. El sector público es el que asume los mayores riesgos y el que dirige el desarrollo de las investigaciones fundamentales. Allí donde el Estado ha tomado un papel activo aparecen tecnologías innovadoras que se convierten en motor de crecimiento. Las enormes incertidumbres, el tiempo y los costes asociados a la innovación fundamental hacen que sea el Estado el principal catalizador de estos trabajos. También ha documentado extensamente el escaso papel desempeñado por las empresas privadas y el famoso capital riesgo, que en realidad no asumen riesgos, sino que se limita a entrar en aquellas industrias que han superado las peores etapas de la innovación. En su libro descubre, por ejemplo, como el iPhone de Apple se basa en tecnologías que fueron financiadas por capital público en sus primeros estadios. Internet, las redes sin cables (wifi), el sistema de determinación de la posición (GPS), los dispositivos táctiles que se utilizan en las pantallas o los asistentes personales activados por la voz son ejemplos de tecnologías desarrolladas por los militares estadounidenses a través de la Agencia Estadounidense para Proyectos de Investigación Avanzada en Defensa. Sin restar mérito a la idea de unir en un dispositivo a todas ellas, el iPhone no hubiera sido posible sin la aportación de las innovación promovida por el Estado. Por ello, Mazzucato llama la atención sobre la distribución de la renta generada por la innovación: el enorme desequilibrio que se produce entre riesgo –público– y beneficio –privado–, está a la larga socavando la capacidad del Estado para seguir siendo motor de la innovación. La conclusión de Mazzucato, plena de sentido común, es que la innovación es un proceso global que precisa amplios sistemas colaborativos y tiempo, todo lo contrario a la filosofía que mueve a las empresas privadas: invertir mucho en desarrollos que den rápidos retornos. Las enormes incertidumbres, el tiempo y los costes asociados a la innovación fundamental hacenque sea el Estado el principal catalizador de estos trabajos