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Entrevue
ARNALDO OTEGI
COORDINADOR GENERAL DE EH BILDU

«En sus valores, el país se parece cada vez más a los que defiende la izquierda independentista»

Otegi cumplió el sábado pasado 61 años, pero sigue en plena forma. Con la resaca de su entrevista en TVE aún presente, expone la valoración de los resultados electorales y el juego político que se abre en los diferentes ámbitos, desde Iruñea hasta Madrid.


¿Qué sensación le dejó el interrogatorio de TVE?

Me dejó la sensación de que en el Estado español hay un sector que aún piensa que remover el pasado desgasta nuestra posición política. Nosotros tenemos proyecto para el país, tenemos cosas que decir y legitimidad democrática para hacerlo, pero hay un empeño en distorsionar nuestro perfil.

Por contra, en la calle he constatado que lo vio mucha gente, y gente muy diversa, porque me ha felicitado gente de todo tipo, desde el PNV hasta personas cercanas a Podemos o al PSOE. Siguen tratando de instrumentalizar un determinado relato del pasado. Vieron a alguien que trataba de razonar mientras la otra parte crispaba la entrevista.

Los resultados electorales fueron mejores de los que pronosticó usted, pero no se han traducido en un mayor poder. ¿Cómo los valoran?

Para nosotros es muy importante constatar que EH Bildu es la primera fuerza municipal del sur de este país. Nuestro movimiento político, de izquierdas e independentista, es el que más concejales y alcaldías tiene.

Somos a su vez la izquierda de estas características más fuerte que existe en Europa. Es decir, con este porcentaje de voto en Europa están gobernando.

La izquierda independentista en los últimos tres años ha consolidado su espacio, ha crecido en número de votos de una manera espectacular. Yo recuerdo que cuando salí de la cárcel en nuestras primeras elecciones estábamos en 186.000, lo que supone que ahora, con 350.000 votos, casi hemos doblado ese número y el horizonte de los 400.000 está ahí.

Hemos obtenido un resultado histórico, superando todos nuestros techos. Es cierto que en algunos lugares quienes podían ser nuestros aliados no han logrado unos buenos resultados. No haber logrado algunas plazas tiene más que ver con la política de alianzas.

¿Eso supone que deben cambiar su política de alianzas?

Para nosotros lo esencial es hacer avanzar nuestro proceso de liberación nacional y social. En este sentido las alianzas sociales o políticas deben de consolidar la progresión de nuestro proyecto político. El país es claramente soberanista y de izquierdas o progresista si se quiere. En nuestra cultura política siempre hemos priorizado una alianza integral y excluyente en terminos soberanistas con el PNV. Creo que debemos de revisar esta posición en un sentido: por poner un ejemplo gobernamos Laguardia con el PNV y Durango con Podemos. Esto quiere decir que debemos de considerar el juego de las alianzas en términos asimétricos. No se trata de consolidar bloques, ni de plantear las alianzas contra nadie. Se trata de que las alianzas reflejen y hagan operativa una mayoría social que es soberanista y que también es de izquierda.

Lo cierto es que PNV y PSE adoptan políticas que cuando las impulsaron ustedes ellos rechazaban…

Este es un país que en sus valores se parece cada vez más a los valores que defiende la izquierda independentista. El país es cada vez más ecologista, más feminista, más soberanista, partidario de la igualdad social y más favorable a la libertad de los presos… Mucho más que lo que les gustaría a partidos como el PNV o UPN. Por lo tanto, es un país que conecta con las necesidades, las virtudes y los valores que ha defendido la izquierda independentista. Esto es fruto de un trabajo de años realizado por mucha gente, que ha movido la mediana del país hacia ahí.

Lo que el PNV trata de hacer es amoldarse a esto aunque sea estéticamente. Por decirlo gráficamente, el 8 de marzo sacan los lazos morados y en Hondarribi los plásticos negros. Ahora bien, si miramos en perspectiva, ¿qué creemos que va a pasar en el futuro?. En nuestro país, ¿se va a expandir el feminismo o la discriminación? Va a ser con lucha, sin duda, pero el feminismo va a vencer al sexismo. Porque el país está cambiando permanentemente en esta dirección. Esto lleva al PNV a veces a hacer las políticas que nosotros habíamos planteado en muchas áreas. Hay que aceptar la capacidad camaleónica del PNV, pero esto es así porque su único objetivo político es mantenerse en el poder.

Lo que dice es que EH Bildu tiene cierta hegemonía social, ¿pero entonces por qué sigue el PNV teniendo la centralidad?

El PNV retiene esta centralidad porque la política de alianzas sigue siendo heredera de una fase anterior. El único valor de las alianzas actuales es mantener el estado de las cosas, evitar que se den tanto alianzas soberanistas como alianzas de izquierdas. Pero yo estoy convencido de que en los próximos años van a cambiar muchas cosas en el país, también en este terreno.

¿La nueva estrategia implica entonces nuevas alianzas?

Lo fundamental de la nueva estrategia es ser cada vez más; y eso implica seducir a la gente; y para eso hace falta darles alternativas sociales, económicas, políticas, culturales… Y para hacer esto, no podemos trocear el país en partidos, tenemos que leerlo en su conjunto. Nuestra oferta es para el país, no dividamos al país en siglas. Hay un bloque conservador y hay un bloque progresista, igual que hay un bloque soberanista y otro que no lo es. Nosotros estamos en ambas mayorías, por lo que podemos hacer una oferta y unas políticas que respondan al conjunto del país. Si la izquierda independentista es consciente de que sus valores son compartidos por amplias capas de la sociedad vasca, si es capaz de abordar un proyecto que hable al país y no a los partidos, si es capaz de romper esta política de bloques, jugando con todo el mundo en todos los terrenos, estaremos más cerca de cambiar el escenario.

¿Cómo queda el cambio en Nafarroa tras estas elecciones? ¿Qué posición adoptarán?

De momento lo que sabemos es que, a diferencia del «agostazo» que vetó a NaBai, ahora un miembro de Geroa Bai es presidente del Parlamento navarro. Luego, algo ya ha cambiado y puede que no sea tanto la voluntad del PSN como la sociedad navarra. Esto es gracias al trabajo de muchas personas y supone un paso adelante. Aun así, hay que ser prudentes.

En primer lugar, nuestra decisión será tomada en Nafarroa, la tomarán los navarros y las navarras. Nuestra posición de impedir que la derecha gobierne es una decisión firme y refrendada en varias ocasiones en los últimos meses. En segundo lugar, hay que ver si se puede superar el veto. El PSN tiene que entender que, más que para la investidura, EH Bildu es imprescindible para sostener un gobierno como el que está planteando, en el que van a participar tres de nuestros socios en el cambio.

A veces se entiende el cambio como una determinada aritmética parlamentaria y una fórmula de gobierno. Para mí el cambio no era solo eso. Porque, fundamentalmente, el cambio tenía que ver con cómo cambiaba la sociedad navarra, en qué dirección y con qué intensidad. Pero si nos ceñimos al gobierno, el cambio era un programa político acordado por las fuerzas que lo hicieron posible.

Ahora hay dos opciones: una es la regresión total y la otra es un programa en el que participan tres de los socios del cuatripartito junto con María Chivite, que puede que no sea una regresión, que sea continuista. EH Bildu tiene que decidir qué le conviene a la sociedad navarra en general y, en particular, al electorado que votó por el cambio. Vamos a defender ese programa desde la oposición y hay que lograr la interlocución suficiente para garantizar que se cumpla. Y si no se cumple denunciarlo y presentar alternativas. Somos los abanderados del cambio. La evaluación del nuevo gobierno, si se produce, es cómo se sitúa respecto al cambio, y eso marcará nuestra línea.

¿Y en Madrid, qué van a hacer?

Hay que recordar que hicimos campaña diciendo que íbamos a parar a la derecha. La gente lo aceptó, porque nos recompensó electoralmente. Nuestras máximas han sido Stop a la derecha, y no a dar cheques en blanco. Nosotros vamos a jugar está partida con ERC; no somos cuatro sino 19. Queremos que el peso del soberanismo catalán y vasco se manifieste en el Congreso de los Diputados. A partir de ahí, nuestra posición es de no bloqueo a la investidura. Ya hemos dicho a qué vamos a Madrid: a frenar al trifachito, a posibilitar que se abra un espacio para el diálogo y el acuerdo, a defender el derecho de autodeterminación, a defender políticas sociales progresistas y la libertad de nuestros presos y presas. Para todo esto lo mejor sería un gobierno que no sea de la derecha española, porque con ellos no hay ningún margen. Con la teórica izquierda española, vamos a ver. Eso sí, si hay una nueva decepción, este país tendrá que tomar decisiones.

¿Qué clase de decisiones?

No podemos seguir viviendo en un Estado que permanentemente nos amenaza, que recorta nuestras libertades, que pone en riesgo nuestra política económica e industrial, ¡que acaba de sentenciar que no podemos decidir sobre nuestras becas, sobre las ayudas a los estudiantes vascos! ¿Hasta cuándo se va a poder permitir esto? Por eso yo creo que el independentismo vasco y catalán, de manera conjunta, tienen que jugarle una partida al Estado español. De manera inteligente, como pueblos, no como partidos. Deben entender que no va a haber estabilidad en este Estado hasta que reconozcan que es plurinacional y que las naciones sin estado tienen derecho a decidir.

Es posible que Pedro Sánchez apadrine una especie de Operación Diálogo, que ya sabemos que no va a llegar a ser una propuesta estructural para solucionar el problema territorial, pero es posible que lo hagan. Ahí es muy importante la unidad entre los que queremos la soberanía en Catalunya y en Euskal Herria. Porque creo que se va a abrir una ventana de oportunidad y hay que jugar esa partida.

Sánchez, y si se da el Gobierno del PSOE con Podemos, es el mejor de los gobierno posibles y existentes en el Estado español para abordar en términos democráticos los conflictos nacionales. Si ellos no lo hacen, en el Estado no hay nadie que lo vaya a hacer y, por lo tanto, el Estado también tiene que pensar que están ante una oportunidad.

Usted ya dijo algo similar con Zapatero…

Y con Ibarretxe y el PNV. Y se ha cumplido, tanto respecto al PSOE y Zapatero, porque todo lo que ha venido después ha sido peor, como respecto a la ciaboga autonomista del PNV tras Ibarretxe. Hoy por hoy el PNV pivota sobre el españolismo más grosero y con nosotros se pone exquisito.

El problema no es tener razón, sino acertar a jugar la partida política. Yo opino que en el Estado no va a haber mejor gobierno que el del PSOE y Podemos, si finalmente se conforma. No nos hacemos falsas ilusiones pero el independentismo tiene que jugar esta partida.