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AZKEN PUNTUA

Una economía sobresaturada


La renuncia de Estados Unidos, y por tanto automáticamente de Rusia, al tratado antimisiles de 1987 (el INF), hay que leerlo en términos económicos y no militares. El rearme de las dos grandes potencias revela dos cosas: que es necesario dinamizar unas economías desequilibradas en la relación producción-consumo y que esa dinámica sólo puede restaurarse desde los Estados y, por tanto, desde el sector público. Lo que quedaba de liberalismo económico ha muerto. Estados Unidos, Rusia y China pesan demasiado para que el resto del mundo tenga sitio en el mercado. Es más, ese mercado que se asfixiaba ha decidido prescindir abiertamente de lo que quedaba de libre competencia y ha iniciado sin rubor alguno la guerra de los aranceles. Como dato complementario a lo que escribo hay que considerar asimismo una tercera batalla en la cumbre del Leviatán: la que se está librando por asegurar el dominio de las grandes instituciones financieras supranacionales.

Detrás de todo ello puede leerse la frase atribuida a César: «Si vis pacem, para bellum». Si quieres la paz, prepara la guerra. Porque la guerra caliente sobrevendrá. Y una nueva civilización nacerá de las ruinas humeantes. A los gobiernos de los Estados de segunda y tercera división solo les queda una economía en su mano: la de hacer frases. Esa sí, será una economía de libre competencia. Los tiranos han regresado.