Los siete magníficos

Pocas horas después de que policías y militares aporrearan y gasearan en Baiona a centenares de opositores al G7, el partido que Emmanuel Macron creó a su imagen y semejanza, la République en Marche, emitió un comunicado para solidarizarse con las personas heridas por las fuerzas antidisturbios mientras protestaban «pacíficamente por la libertad y la democracia» y para reivindicar que este tipo de movilizaciones no violentas «no deben ser silenciadas». La RM no se refería sin embargo a los acontecimientos de la capital labortana, ni a las decenas de detenidos, ni a los periodistas a los que impidieron ejercer su trabajo, sino a los disturbios de Hong Kong, donde seguramente se halla la mitad del corazón libertario de Macron.

Porque el ventrículo y el atrio izquierdo se encuentran sin duda en Brasil, a puntito de ser abrasados por los fuegos amazónicos, tan inhumanos y criminales que Manu, como le llaman sus íntimos, ha tenido que encararse virtualmente con Bolsonaro, al que ha acusado haberle mentido «en materia de defensa de la biodiversidad» cuando se vieron en la cumbre de Osaka. Y la mentira es algo, Jair, que Manu no soporta.

Por lo demás, el G7, más que bien, estupendo. Hay siete magníficos que se encargan de todo. El único problemilla es que la película es de miedo.