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JOPUNTUA

Domingo turbulento


Hace apenas dos meses que empezaron a oírse las primeras denuncias por acoso sexual contra él. Se trataba de compañeras de trabajo a las que, presuntamente, coaccionaba de forma insistente para conseguir de ellas favores sexuales bajo la amenaza de que, de no aceptar sus pretensiones, les relegaría al ostracismo en sus respectivas carreras profesionales, algo con grandes visos de realidad habida cuenta del poder del divo en el mundo del bel canto.

Ante tan terrible noticia se produjeron desmentidos, críticas y adhesiones diversas. El propio denunciado fue el primero en negar las acusaciones haciendo gala de su fama de auténtico caballero y galán de postín. Las críticas se fueron sucediendo y aumentando en la medida de que, tras la primera denuncia, fueron surgiendo más y más en el mismo sentido, llegando a afirmar una de las víctimas que, a veces, invitaban a las fiestas a su esposa para que el tenor estuviera más comedido y no se desmadrara.

Por supuesto no faltaron las adhesiones inquebrantables y las ovaciones de varios minutos en las actuaciones en que se fue prodigando a lo largo y ancho del universo. Y, como no, el apoyo incondicional de la España cañí, que no en vano el denunciado es intérprete habitual del himno del Real Madrid y del de Suspiros de España. Entre sus compañeras de profesión son de destacar los elogios de Paloma San Basilio o los de la tolosarra Ainhoa Arteta que afirmó que era verdad que le gustaban las mujeres y que era un ligón, pero que eso no tenía nada de malo, demostrando así su gran facilidad para confundir el culo con las témporas.

También en el mundo de la política hubo pronunciamientos y, así, la diputada de Vox Carla Toscano le calificó de victima del movimiento «Me Too» y del feminismo. Pobre chaval.

Pero las consecuencias van cayendo como lluvia fina y cada vez son más las suspensiones de sus actuaciones. Unas veces en forma de cancelación por parte del teatro en que iba actuar y otras como decisiones «voluntarias» por parte del divo.

Domingo: cada vez menos plácido y más turbulento.