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La derecha es favorita en Austria pese a su coalición fiasco con la ultraderecha

El derechista Sebastian Kurz es favorito para revalidar el cargo de primer ministro en las elecciones de mañana, tras dos años de coalición con la ultraderecha interrumpida por un caso de espionaje-corrupción.


Todos los sondeos vaticinan que Kurz regresará a la jefatura del Gobierno que tuvo que abandonar el 27 de mayo pasado, tan sólo 525 días después de haberla asumido, por la primera moción de censura exitosa contra un Gobierno austríaco desde la II Guerra Mundial.

Con hasta 35 % de los votos, el derechista ÖVP sumarían 3,5 puntos a sus resultados de hace dos años y sacaría más de 10 puntos al socialdemócrata SPÖ, segundo con el 22 % (5 puntos menos que en 2017).

Kurz saldría así reforzado de la crisis política pese a haber sido él quien aceptó gobernar con el ultra FPÖ y convirtió en vicecanciller al líder de esa formación, Heinz Christian-Strache, principal implicado en el «caso Ibiza», un comprometedor vídeo en el que ofrecía favores políticos a una supuesta millonaria rusa a cambio de financiación para su partido.

Este gran escándalo se sumó a una larga lista de «incidentes aislados» de tintes filonazis y xenófobos protagonizados por miembros del FPÖ, incluido el entonces ministro del Interior, Herbert Kickl.

Los ultras han afrontado la campaña tratando de distanciarse de Strache, que está siendo investigado ahora por desfalco.

Próximo Gobierno

Aunque parezca paradójico, hay una gran posibilidad de que conservadores y ultras puedan renovar su alianza, forjada en gran parte en una común dura postura contra la inmigración.

No solo las matemáticas lo permitirían –las encuestas dan al FPÖ hasta el 20 % de los votos, 6 puntos menos que en 2017–, sino que Norbert Hofer, sustituto de Strache en el partido, ha centrado su campaña en promover una renovación de la coalición con Kurz, advirtiendo que, de lo contrario, el líder conservador girará a la izquierda.

Para los analistas, tampoco es descartable que los populares puedan gobernar con el apoyo del partido ecologista Los Verdes y del pequeño partido opositor Neos (neoliberales).

A la hora de explicar que el electorado no vaya a pasar factura por el escándalo y la ruptura del gobierno, los analistas apuntan al gran eco del discurso xenófobo e islámófobo en Austria, a la creencia generalizada de que «todos los partidos son iguales» en términos de corrupción y, finalmente, a la popularidad de Kurz, con su imagen impecable, limpia y educada y su populismo de derecha socialmente aceptable.