¿Cuándo estallan los oasis?

Es posible que en unos años en Chile se diga algo así como «tienes menos ojo que Piñera, que en 15 días pasó de hablar del país como un oasis a declarar que estaba en guerra». La guerra solo la ha hecho el estado contra el pueblo, como sabemos, pero, sea cual sea el desarrollo del conflicto, la perspicaz mirada de su presidente pasará a la historia.

En Chile se aplicó la receta neoliberal en tiempos de Augusto Pinochet de la mano de Friedman y el resto de los Chicago Boys y a la vista está que los efectos de ese engendro son demoledores, aunque el estallido social haya tardado años en producirse.

Como las gentes de la Euskal Herria peninsular vivimos en los oasis «vasco» (Comunidad Autónoma Vasca) y «navarro» (Comunidad Foral Navarra), por aquí el discurso de Piñera no pasó desapercibido.

La metáfora del oasis tiene su historia y ya se usó por el catalán «vascófilo» Mañé y Flaquer en el siglo XIX. Pretendía este autor defender los fueros de nuestros territorios ante las demandas de abolición por parte del Reino de España. Una vieja historia: para los Borbones, las restauraciones suelen consistir en procesos de centralización.

Desde entonces el término ha sido usado con diferentes intenciones y, curiosamente, tanto UPN como PNV han recurrido a lo que evoca para hacernos creer que vivimos en una especie de paraíso en la tierra, gracias a ellos y su ejemplar gestión, claro.

Miguel Sanz, tan hábil como Piñera, dijo que en Navarra no había crisis y al tiempo perdieron el gobierno, que todavía no han recuperado. Urkullu sigue empeñado en vendernos el oasis, pero hace un año definía a Chile como un país sólido y fiable, para el empresariado, claro, que es lo que le importa.

Me pregunto cuándo estallan los oasis, cuándo cae el decorado de cartón piedra y aflora todo aquello que supuestamente estaba fuera, en el desierto. No creo que sea cosa de sentarse a esperar, en todo caso, mejor le damos forma a una buena alternativa.