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EDITORIALA

Lemoiz, ejemplo de socialización de pérdidas


Los terrenos en los que se empezó a construir la central nuclear de Lemoiz serán cedidos al Gobierno de Lakua. Así lo recogía la orden ministerial publicada en el BOE el 16 de octubre. La cesión conlleva asumir la responsabilidad y, lo más importante, también todos los gastos que se derivan de la titularidad, como son los de mantenimiento y seguridad. El Gobierno ha aprovechado esta noticia para anunciar que prevén la instalación de un polo de producción e investigación acuícola en esos terrenos. No obstante, las declaraciones en el Parlamento de la titular de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, dejaron claro que no existe nada más allá de la idea.

La recuperación de la cala ha sido también aprovechada por el portavoz en el Congreso del PNV, Aitor Esteban, para colgarse la medalla y reivindicar su buen hacer. Algo similar hizo poco después el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, que indicó que eran los únicos en «sacar cosas de debajo de las piedras» en Madrid. Si bien las campañas electorales suelen implicar ciertos excesos dialécticos, en este caso las medallas están totalmente fuera de lugar. En primer lugar, conviene recordar al PNV que fue uno de los principales impulsores de aquel proyecto nuclear que hoy no es una realidad amenazante gracias a que una amplia lucha popular consiguió frenar el proyecto. Por otro lado, las consecuencias económicas de aquel nefasto plan las ha pagado la ciudadanía durante años a través del recibo de la luz. No se puede obviar que las eléctricas recuperaron todos sus gastos. Por último, los terrenos vuelven porque Iberdrola no pudo venderlos y ahora, al recuperarlos será nuevamente la ciudadanía la que se haga cargo de los costes de adecuación, que también se los ahorra Iberdrola.

El proyecto de central nuclear en Lemoiz es un ejemplo de manual de socialización de las pérdidas, algo que forma parte del ADN de la derecha política. En el desenlace de este fallido proyecto, si alguien debería llevarse alguna medalla sería, sin duda, la ciudadanía vasca.