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La participación decantará la balanza en los cuatro escaños vascos en juego


A la hora de intentar anticipar resultados y lanzar hipótesis, en una repetición electoral quizá no sea tan importante saber qué votarán los ciudadanos, sino cuántos serán los que acudan de nuevo a las urnas. Claro que hay trasvases de votos, sobre todo dentro de cada bloque ideológico –parece claro que Vox crecerá de forma importante en detrimento de Ciudadanos, por ejemplo–, pero resulta difícil pensar que, si todas las personas que fueron a votar el 28A lo vuelven a hacer, los resultados vayan a variar mucho. Así pues, la participación será clave. ¿Qué podemos esperar?

Hemos preguntado su opinión a dos apasionados de los números electorales. El investigador de Deusto Braulio Gómez considera que, en términos generales, tanto las fuerzas de derecha como los partidos soberanistas vascos están muy movilizados. Los segundos, porque «la sentencia de Catalunya y los ataques frontales de Vox a todo lo que huela a nación distinta a la española está manteniendo viva la movilización». «Que Vox se pueda convertir en tercer partido a nivel estatal y alcanzar el 15% del voto es una amenaza muy seria para la democracia y los intereses de la mayoría social vasca», apunta.

En cuanto a la derecha española, también considera que está muy activada «ante una segunda oportunidad de poder ganar las elecciones». «Volverán a votar, son los que menos riesgos tienen de que caiga su participación», señala. Así, Gómez sitúa la clave «en el espacio estatal progresista», en el que «más ha calado el desánimo por el bloqueo y la indeseada repetición electoral». «Si se movilizan finalmente, los resultados serán muy parecidos a los del 28 de abril», zanja el investigador.

El analista político Ion Ansa, por su parte, dice que «la cadena de elecciones es percibida como un fracaso de los políticos», lo que puede «invitar a la desmovilización»; pero, al mismo tiempo, subraya que «el supuesto cansancio puede verse compensado por la necesidad de tomar partido en un momento en el que parece estar en juego la configuración de la España del futuro». Por ello, sugiere que la subida de la abstención «podría ser menor que la señalada».

Ansa apunta, asimismo, que en estas elecciones hay dos grandes clivajes, que es como llaman en Ciencia Política a las fisuras que dividen a los votantes en diferentes bloques. Un clivaje es el que sitúa a los «España lovers contra los Enemigos de España» y el otro el que apela a «los reaccionarios contra los progresistas». Apunta que en la campaña ha ganado claramente el primero y considera que, «si la ciudadanía se mueve finalmente en esa clave, estas elecciones en Euskal Herria tendrán un carácter parcialmente plebiscitario que mejorará las expectativas de los soberanistas».

Bel Pozueta roza el escaño...

...pero no lo tiene garantizado. Incluido el voto extranjero, el 28A quedó a 511 diputados del escaño, que finalmente se llevó el PSN. En este caso, la participación jugará un papel clave: si baja y se confirma que el voto soberanista aguanta, será más fácil que Pozueta consiga representación. Si se mantiene la participación, será más fácil para el PSN conservar el asiento. Ansa añade, además, que «al ser el segundo escaño del PSOE contra el primero de EH Bildu, cada papeleta de Pozueta vale ‘doble’» –cosas de la Ley d’Hondt–. De ahí que confirme que «una mayor movilización le da ventaja a la coalición soberanista».

Además de la afluencia a las urnas, influirá también la decisión de votantes de Geroa Bai, que tienen ante sí la disyuntiva de mantener su apoyo a sabiendas de que no obtendrá representación o cambiar el voto. La pugna podría dirimirse, como el 28A, por un puñado de votos.

Araba: dos diputados en juego

Si en abril la pugna alavesa enfrentó a Iñaki Ruiz de Pinedo y a Javier Maroto –con victoria del primero por 362 votos–, en esta contienda parece que se suma, desde Elkarrekin Podemos, Juan López de Uralde. Según Gómez, «la baja participación favorecería al PP y a EH Bildu, y se quedaría fuera Podemos, pues la movilización es muy alta en la derecha y en el espacio nacionalista vasco; Podemos necesita que no baje significativamente la participación del 28 de abril para no salir perjudicado».

Por su lado, Ansa introduce una variable que él mismo considera complicada: «Si un partido destaca en primera posición, que no parece, podría entrar en juego alguien más para la disputa del último acta, al tener posibilidades de doblar en votos a la cuarta fuerza». El 28A, el PNV se quedó a 9.194 votos de hacerlo; lo que a priori son muchas papeletas en una circunscripción tan pequeña como la de Araba.

En cualquier caso, Ansa considera que, «aunque la participación va por barrios, el manual nos dice que una alta abstención favorece a quienes tienen más fidelidad de voto y menos competidores», que en el caso de Araba son PNV y EH Bildu.

PNV, a por el cuarto en Bizkaia

La campaña jeltzale ha sido muy explícita a la hora de enseñar su objetivo: birlarle en Bizkaia el segundo diputado a Podemos –al que también aspira el PP–. De ahí la búsqueda del roce con Vox, que en los últimos días Esteban ha intentado matizar señalando, por ejemplo, que tampoco le ha dado la mano a Arnaldo Otegi.

Los dos analistas consultados coinciden en señalar que una participación baja alimentaría las opciones del PNV de enfilarse a los siete diputados, pero en la circunscripción más grande de Euskal Herria, además de la participación –Podemos necesita que sea alta–, hay más elementos en juego. Según Braulio Gómez, en el caso de los de Pablo Iglesias, necesitan que «los votantes que podrían irse al nuevo partido de Errejón decidan apostar por el voto útil, ya que su partido no tiene opciones de conseguir representación». En un fenómeno más o menos paralelo, el PP necesitaría «concentrar el voto hoy fragmentado en Ciudadanos y Vox».

Ansa, por su parte, considera que, aunque el PP tiene mucho espacio para sorprender y mejorar en el Estado, «en la CAV no tiene demasiado margen». En cuanto a Podemos, piensa que «Más País, con una estrategia equivocada en Bizkaia, puede terminar restándole opciones». «Creo que en su caso pesará la tendencia estatal, donde hay un espacio a la izquierda del PSOE muy grande; si Podemos consigue mantener algunos millones de votos en el Estado y anda en torno al 12-15%, estará más cerca también del último escaño en Bizkaia», añade.

Gipuzkoa, en otra clave

No hay, según ninguna encuesta, sondeo o prospección, grandes bailes de escaños en Gipuzkoa, donde lo lógico parece que será la repetición de los resultados del 28A, siempre que las respectivas parroquias acudan a la cita con las urnas. Además del siempre interesante cara a cara entre PNV y EH Bildu en el herrialde, Ansa señala también que conviene estar atento a lo que sumen ambas fuerzas, «ya que llevarse el 66,7% de escaños en unas elecciones estatales es muy significativo». Añade, asimismo, que «quizá sea más útil situar las tendencias en la secuencia competitiva que conduce a las elecciones autonómicas vascas». Pero de eso ya hablaremos en los próximos meses.