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EL «IBILIZ IBILI» CAMBIA DE FORMATO

El enorme placer de compartir el amor por la montaña

Juan Mari Feliu y Jesús Mari Alquézar, dos ilustres que han dedicado buena parte de su vida a la divulgación del montañismo, repasan sus años de colaboración en «Egin» y GARA.


Las rutas semanales de montaña, que se han publicado casi ininterrumpidamente en “Egin” y GARA desde 1992 hasta este pasado verano bajo diferentes nombres –“Ibiliz Ibili” en los últimos años– cambiará de formato a partir del próximo año para adecuarse a los nuevos tiempos y las nuevas tecnologías.

Pero un cambio así no se podía abordar sin antes tomarse un respiro para repasar el arduo trabajo realizado durante todos estos años. Y para ello qué mejor que juntar a dos nombres ilustres del montañismo vasco como Juan Mari Feliu y Jesús Mari Alquézar, que en su ajetreada agenda siempre han encontrado un hueco para colaborar con nuestros medios.

La palma se la lleva Feliu, iruindarra nacido en 1942 –le hemos encontrado en plena forma a sus 77 años–, que ha colaborado en el Ibiliz desde su nacimiento, durante casi 27 años, que se dice pronto. Y tampoco se queda corto Alquézar, que se unió a la ‘causa’ en 2001, cuando ya era presidente del Club Vasco de Camping y llevaba ya varios años colaborando en distintas publicaciones.

Al hacer memoria de aquellos comienzos, no tarda en salir el nombre de otro peso pesado, un Antxon Iturriza que fue el precursor de la información sobre montaña en “Egin” y se encargó de convencerles para colaborar en el Ibiliz, algo que el propio Iturriza también seguiría haciendo hasta hace muy poco.

«El tema era que yo personalmente ya tenía una relación con Antxon Iturriza porque cuando nació “Egin” en 1977 ya mandaba alguna cosilla. Además, cuando nacieron “Egin” y “Deia”, nuestros periódicos por decirlo de alguna manera, dejé “Diario de Navarra”», recuerda Feliu, concretando que «yo me hice cargo de Navarra, porque geográficamente tenía mayor peso lógicamente, pero también de Iparralde, que conocía bien porque había estado viviendo allí durante unos años».

Un inicio similar al que viviría Jesús Mari Alquezar unos años después, aunque ya en las páginas de GARA. «Yo también entré por Antxon Iturriza, porque era el que llevaba las páginas de montaña, como ahora hace Andoni Arabaolaza. Era el que coordinaba el Ibiliz y cuando alguien fallaba iba buscando gente nueva. Así me llamó y me animó a que dijera que sí».

Desde jóvenes

En ambos casos, el amor por la montaña les llevó desde muy jóvenes a involucrarse en la divulgación de la misma en diferentes medios y formatos. «Yo siempre me he apoyado mucho en las guías que hacía el Club Deportivo Navarra. Me encantaba hacer las rutas que planteaban, comprobar si se correspondía con lo que te encontrabas en la montaña. La montaña escrita siempre ha sido un atractivo para mí. Empecé a escribir en la revista Pirenaica en el año 1970, y a partir de ahí poco a poco iba escribiendo más cosas», explica Alquézar sobre aquellos comienzos como escritor.

Y más en concreto sobre el Ibiliz, Feliu añade que «la idea era mandar una ruta al mes, pero en algunos casos fallaba alguien, creo que éramos tres entonces los que colaborábamos, y como yo siempre llevaba material adelantado me pedían ‘oye Juan Mari, ¿puedes mandar algo?’ y como andaba con mis guías y mis historias siempre tenía algo adelantado».

Lo que sí ha cambiado sustancialmente es la tecnología en cuanto al material y las entregas. «Las fotos eran ya en color, pero eran diapositivas. Me acuerdo que una vez me encuentro con Antxon en el Adarra por casualidad y nos dijimos ‘oye, que quedamos dos todavía con las cámaras analógicas’. Porque habían pasado ya unos años desde que comenzaron las digitales. Y luego me decía ‘por qué no habría empezado antes’. Aquello salía caro», recuerda como anécdota Juan Mari Feliu.

Alquézar también tiene la suya, y es que el punto de entrega fue durante muchos años el Kiosko de la Rosi, establecimiento con gran solera en Donostia y que daba nombre al conocido programa de radio del recordado Mariano Ferrer. «El recuerdo que tengo es que ahora todo es mucho más rápido, que antes había que mandar la diapositiva, había que escanearla, la escaneaban en el periódico y luego te la devolvían, muy fiel siempre».

No obstante, y en estos tiempos en los que han proliferado los sistemas de GPS y “tracks” para rutas de montaña, nuestros dos protagonistas destacan la necesidad y el valor que todavía hoy tiene el sentido de la orientación aplicada a la montaña, que muchas veces vale más que cualquier aparato tecnológico de última generación.

«He sido partidario de ir reduciéndo la explicación de la ruta para que la gente aprenda a orientarse por la lógica y el sentido montañero. La gente me contacta a veces y me pregunta ‘¿me puedes pasar el track de tal recorrido?’ Y yo en broma les digo ‘¿qué es eso del track?’. Ya sé lo que es, pero he tenido que sacar a gente perdida en el monte con el GPS en la mano».

Alquézar coincide en la apreciación tras ser testigo de situaciones similares. «Hoy en día hay mucho escrito y en internet encuentras casi todo. Pero la gente coge el track y se mete en cada berenjenal que es imposible explicar. Hay gente que hace barbaridades, lo cuelgan en internet, y luego hay otros que se meten por esos caminos. Ya me ha solido pasar con algunos amigos», relata.

Pinceladas para el futuro

En cualquier caso, y al contrario de lo que a veces solemos pensar, Feliu y Alquézar son bastante optimistas sobre el futuro del senderismo si se acierta a encontrar los lugares adecuados. «Creo que la federación decía que había bajado la asistencia de los chavales, pero todavía sigue siendo altísima. Pero también hay que tener en cuenta que los chavales también quieren un poco de aventura, y eso de andar todo el día por una pista no le gusta tanto. A nosotros tampoco nos gustaba de chavales andar por pista», recuerda Jesús Mari, por ejemplo.

«He vuelto a pasar por el Roncal y algún otro valle, donde por ejemplo han puesto cadenas. Si quieres pasar con coche tiene que pagar una cantidad. Yo no quiero meter a la gente en esos caminos, por lo que tienes que buscar otros», añade Feliu, destacando la importancia de «recuperar los caminos antiguos, que son caminos sabios».

Por Nafarroa y Jaizkibel, peleando por mantener todo su valor

Jesús Mari Alquézar cifra en unas 250 las rutas publicadas en GARA durante todos estos años, por lo que lógicamente Juan Mari Feliu habrá llegado fácilmente a las 300. Y aunque han abarcado diferentes zonas de nuestra geografía, cada uno ha tenido su txoko preferido, ese que han querido resaltar especialmente.

En el caso de Jesús Mari, uno de ellos ha sido el litoral de Jaizkibel, que pese a su cercanía a grandes urbes como Donostia o Irun, era desconocido hasta hace poco. «Recuerdo que las rutas que más gustaban o más atraían eran las rutas del Jaizkibel. Eso fue un boom, y como la ruta es muy difícil, luego cambiamos y fuimos planteando el recorrido por tramos, y con eso sí que la gente me llamaba y me preguntaba sobre la dificultad», explica.

Una zona que estuvo seriamente amenazada por el proyecto del puerto exterior de Pasaia. «Ahí tuvimos el gran problema. Fuimos francotiradores, y grandes opositores, del puerto exterior, y para eso teníamos que promocionar mucho esa zona. Recuerdo que cuando nos opusimos, que éramos muchos equipos, íbamos a los periódicos, a las radios, a las televisiones, y que al final resultó bien. Eso fue un aliciente más para seguir escribiendo. Hemos escrito mucho de otras zonas también, pero creo que eso llamó mucho la atención y me llamó mucha gente interesada», añade sobre una lucha que vivió intensamente.

En el caso de Juan Mari, se puede decir que Nafarroa ha sido el gran eje de su labor, y quizás la guía de los mugarris el trabajo que más reconocimiento haya tenido en un herrialde que conoce como la palma de su mano. «De Navarra he escrito todo lo que se puede escribir. Llega un momento en el que he tenido que saltarme la muga. Empecé a escribir lo vecino: la zona de Cinco Villas, que todo el mundo pasa y es una zona preciosa para el invierno, por ejemplo. Baretous y Lescun están pegados a nuestros montes, lo que pasa es que los ves de otra manera», reivindica.

«Hay lugares en Nafarroa a los que la gente no va. La gente va a las cabeceras, a Irati, el Orhi, Kintoa, etc. Pero hay unos valles intermedios que tienen mucho valor geográfico, naturalístico, de patrimonio cultural… Yo lo que he intentado ha sido recuperar todo eso para darle valor, dentro del formato de excursión pero desde otra perspectiva. Ese ha sido siempre mi objetivo, tanto en la Federación como en los trabajos de divulgación», resume Feliu como balance de tantos años dedicados a compartir su amor por la montaña.A.A.