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CONGRESO NACIONAL DE ERC

ERC exige «desplazar la represión» para retomar el diálogo

En su 28º Congreso Nacional, celebrado ayer en Barcelona, la formación ratificó su estrategia de ampliar la base soberanista con el fin de obligar al Estado a negociar un referéndum.


Esquerra Republicana asume su papel determinante en el actual contexto político y se compromete a aprovechar cualquier resquicio para resolver el conflicto entre Catalunya y el Estado. «Son tiempos complicados, pero la gente nos ha votado para ser el rompehielos de la represión y ampliar las mayorías para conseguir la independencia y la justicia social». Así resumió Pere Aragonès, coordinador general de ERC y vicepresidente del Gobierno catalán, el enorme reto que la formación tiene por delante en este ciclo político.

Justo cuando está en juego la gobernabilidad del Estado, el Congreso Nacional de ERC cerró filas en torno a la cúpula del partido y apoyó sin tapujos la estrategia de persistir en el diálogo con el PSOE en vistas a encauzar el conflicto en términos democráticos.

También se refirió a ello la diputada y secretaria general adjunta de la formación, Marta Vilalta: «Estamos aquí para hacer política en mayúsculas y asumir las responsabilidades que hagan falta con el fin de resolver la situación y trabajar para una República de derechos y oportunidades para todo el mundo».

En cualquier caso, tanto Aragonès como Vilalta advirtieron al PSOE de que tendrá que «desplazar la represión» si quiere reanudar las negociaciones que mantienen ambas formaciones.

Persistir para ganar

El Congreso Nacional de ERC, celebrado en el Centro de Convenciones del Fòrum de Barcelona, sirvió para que la militancia ratificara el plan de acción política que, bajo el nombre “Pilares de la República”, ya se había sometido a aprobación durante la Conferencia Nacional que tuvo lugar en verano de 2018. Un documento en cuyo contenido se habla abiertamente de posicionar el partido como «el eje aglutinador de una próxima hegemonía de las izquierdas en Catalunya» y promover «una negociación bilateral con el Estado para desbloquear el conflicto político».

En el cónclave también se aprobó de forma unánime la reforma de los estatutos, cuya finalidad es adaptar el partido al crecimiento que ha experimentado en las últimas citas electorales: los comicios municipales del 26 de mayo, dónde amplió su presencia en las grandes ciudades catalanas, y la repetición de las elecciones al Congreso español el pasado 10 de noviembre. Dos éxitos que, como subrayaron Aragonès y Vilalta, han llevado a Esquerra a ganar centralidad y, pese al embate represivo que padece el conjunto del soberanismo, a ser decisiva en el actual tablero político.

Para los dirigentes de Esquerra, lejos de debilitarla, la causa general que tiene lugar contra el independentismo ha hecho que la formación se reafirme en la idea de que la independencia es la única salida para garantizar los derechos y las libertades de toda la ciudadanía.

«Hace 88 años que andamos a hombros de gigantes y, pese a esto, nos toca persistir, puesto que es la forma que nos hará ganar», afirmó Vilalta. «Algunos nos creían descabezados, pero estamos más fuertes, unidos y dispuestos que nunca a luchar por la dignidad y las libertades de los catalanes y catalanas», puntualizó Aragonès.

Asumir errores, abrir puentes

El 28º Congreso Nacional de ERC, celebrado bajo el lema “Fortalezcámonos para volver; fortalezcámonos para ganar”, contó con la intervención de Oriol Junqueras, gracias a una grabación realizada en la cárcel, y una videoconferencia de Marta Rovira, líderes in pectore actualmente en prisión y el exilio.

Junqueras insistió en mantener el diálogo abierto con el PSOE a la vez que postuló que «la independencia es irreversible y un nuevo referéndum inevitable», mientras que Rovira emplazó al soberanismo a «aprender las lecciones del pasado» y, con el objetivo de hacer posible un otro referéndum, «ganar legitimidad entre la sociedad catalana, pero también en la esfera internacional». Algo que, según la secretaria general de ERC, exige al partido «ampliar la representación política en las urnas y recuperar el hilo invisible de complicidades con otras instituciones y movimientos sociales de Catalunya».

Las palabras de Junqueras y Rovira marcaron una sesión que tomó un tinte más emotivo cuando desde la tribuna los oradores homenajearon al resto de dirigentes que continúan represaliados, en referencia a la expresidenta del Parlament Carme Forcadell y a los exconsellers Meritxell Serret, Raül Romeva y Dolors Bassa.

Moral de victoria

Pese a la anomalía que supone la ausencia varios de sus líderes, el Congreso de ERC tuvo un cariz balsámico, pues apenas hubo discusión sobre el plan de acción política ni los estatutos.

Tanto la enmienda que exigía a ERC oponerse a la investidura de Pedro Sánchez si no reconocía la autodeterminación de Catalunya como la que incluía de forma explícita la vía unilateral para declarar la independencia fueron rechazadas por la militancia. Según los ponentes, la referencia “lo volveremos a hacer” que aparece en el citado documento ya apela a repetir el referéndum del 1 de octubre mediante el ejercicio de la desobediencia civil.

Con todo, el Congreso selló la estrategia marcada por una dirección que, en su mayoría, reúne a una nueva generación de políticos, de entre 30 y 45 años. Un equipo liderado por el tándem Aragonès-Vilalta que quiere ser «el espejo» de la sociedad que ha emergido en Catalunya enarbolando las banderas del diálogo, la justicia social, la ecología, los derechos humanos y la autodeterminación.

Con esta constelación de principios, la dirección salió del Congreso entre gritos de «libertad» e «independencia» de la militancia, evidenciando un optimismo que ha reforzado la reciente decisión del TJUE de otorgar inmunidad a Junqueras.

El Congreso de ERC bajó el telón con esta «moral de victoria» y la vista puesta en los movimientos que ahora pueda hacer el PSOE de Pedro Sánchez, a quien toca mover ficha.