24 DéC. 2019 Próxima estación: ¿suplicatorio ante el Parlamento Europeo? Cualquiera que fuese el resultado del suplicatorio, condicionaría en gran medida la legislatura entrante. Llarena tiene en sus manos tensar la relación entre ERC y PSOE, que tendría que decidir qué pedir a sus socios en Europa, pero el juez se arriesga también a recibir la respuesta indeseada. Beñat Zaldua La decisión final es del juez instructor, Pablo Llarena, cuya reputación en Europa debe estar a estas alturas al nivel de la Justicia saudita, pero la Fiscalía se pronunció ayer: quiere mantener la euroorden contra Puigdemont y pedir el suplicatorio al Parlamento Europeo para que anule su inmunidad. ¿Cómo funciona el suplicatorio? El Tribunal Supremo debería dirigirse al presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, para tramitarlo, tras lo que quedaría en manos de la comisión de Asuntos Jurídicos, que a su vez designaría un ponente para tramitar el procedimiento. Puigdemont tendría derecho a exponer su posición ante la comisión, que tras deliberar acerca del caso pronunciaría una recomendación. El proceso, que suele durar entre seis y doce meses, concluiría con la votación del Pleno del Parlamento Europeo. Cabe recordar, sin embargo, que igual que con las euroórdenes, el Parlamento puede conceder el suplicatorio para investigar al eurodiputado por unos delitos y desestimarlo para otros. La recomendación de la comisión puede ser enmendada, por tanto, por el Pleno, pero el núcleo del procedimiento se da en su seno. No está de más fijarse, por tanto, en la composición de este órgano de 25 miembros, que refleja la dispersión de la actual Cámara comunitaria. El Partido Popular Europeo cuenta con seis escaños, los socialdemócratas con cinco y el grupo abanderado por el presidente francés, Manuel Macron, con cuatro. El resto de grupos tienen entre uno y dos representantes. En cuanto a los intereses españoles, el PP tiene en la comisión nada más y nada menos que a Esteban González Pons, mientras que el PSOE cuenta con una vicepresidencia a cargo de Ibán García del Blanco. En el PSOE está, de hecho, una de las claves del hipotético suplicatorio. ¿Pedirá a sus socios europeos que secunden la petición de un desprestigiado tribunal contra el que ya se han pronunciado tribunales alemanes, belgas, británicos y suizos? Si lo hace, ¿resistiría el hipotético acuerdo entre PSOE y ERC? Hay más preguntas: ¿le seguirían los pasos sus socios europeos? El socialdemócrata Sassoli ya se desmarcó la semana pasada de lo que le pedía el PSOE. El Parlamento Europeo se jugaría su maltrecha reputación como ente comunitario capaz de superar lógicas estatales. Y si el Parlamento no concediese el suplicatorio, ¿qué no cabría esperar de una derecha española que, tras la sentencia del TJUE, no tardó en recuperar aquel «si ellos tienen ONU, nosotros tenemos dos»? Suplicatorio. Llarena tiene en sus manos introducir esta palabra en el diccionario de uso común. Hacerlo condicionará toda la legislatura. El juez Llarena debe decidir si pide al Parlamento Europeo permiso para intentar extraditar a Puigdemont. Si no lo hace, el president canta victoria. Si lo hace, se arriesga a recibir una negativa por respuesta